“El Reino Unido se alejará de la dependencia del petróleo ruso a lo largo de este año, basándose en nuestro severo paquete de sanciones económicas”, ha anunciado este martes el primer ministro británico, Boris Johnson.
Johnson ha admitido que la medida no afectaría a Rusia de inmediato, pero ha agregado que “lo que hará es aumentar la presión” sobre el país euroasiático en respuesta a su operación militar en Ucrania.
El premier ha indicado que aplicará la prohibición en el transcurso del año “brindando suficiente tiempo para que las empresas se ajusten y asegurando que los consumidores estén protegidos”.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, ha declarado la misma jornada la prohibición de importaciones del petróleo ruso en su país.
El propio mandatario estadounidense ha admitido que la prohibición de la importación de energía de Rusia va a suponer “costes” para los estadounidenses, pues provoca un notable aumento del precio del combustible.
Antes de que se anunciaran esas medidas, Rusia advirtió sobre las consecuencias “catastróficas” para la economía mundial. En este contexto, el viceprimer ministro de Rusia, Alexander Novak, advirtió el lunes que el barril de petróleo podría superar los 300 dólares o más, si EE.UU. y la Unión Europa (UE) prohíben las importaciones de crudo ruso.
Este mismo martes, el petróleo Brent mantenía su tendencia al alza y llegó a los 132 dólares por barril.
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