“Lo que sucedió ayer martes en el sur de El Líbano es un asunto importante y sensible para nosotros, pero no lo comentaré ahora y lo dejaré para otro momento”, así lo ha indicado este miércoles el secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, durante un discurso televisivo ofrecido con ocasión del Día de Ashura (décimo día del mes de Muharram), que coincide con el próximo domingo.
Con estos comentarios, Nasralá se ha referido a la agresión israelí del martes por la noche, en la que fueron lanzadas varias bombas de fósforo blanco contra las aldeas fronterizas del sur de El Líbano, entre ellas, Al-Houla y Meis al-Jabal.
El líder de Hezbolá ha expresado, asimismo, su solidaridad con las personas afectadas por este ataque, así como con los combatientes de la Resistencia, “que siempre estuvieron presentes en los campos de batalla, respondieron a los llamados y no escatimaron esfuerzos” de ninguna clase para luchar contra el enemigo israelí.
Inicialmente, los medios israelíes dijeron que lo acontecido fue un “incidente de seguridad” en medio de las preocupaciones por una posible infiltración en un kibutz (comuna agrícola israelí), sito cerca de la llamada Línea Azul, trazada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre los territorios ocupados y El Líbano.
Más tarde, el ejército israelí reivindicó los ataques aéreos contra el territorio libanés, afirmando que fueron en “respuesta” a unos disparos realizados por combatientes de Hezbolá contra sus posiciones y efectivos.
Sin embargo, ni el Ejército libanés ni Hezbolá han confirmado que hayan llevado a cabo operaciones de ese tipo en los territorios ocupados por Israel.
Los actos provocativos de Israel tienen lugar en medio de la creciente crisis reinante entre el régimen de Tel Aviv y Hezbolá, después de que Israel asesinara, en julio, a uno de sus altos comandantes en un ataque aéreo en Siria.
En este sentido, Hezbolá ha advertido que su venganza por el asesinato de su combatiente “está por venir” y que los sionistas deben esperar el conveniente castigo por sus crímenes.
Atemorizado por el poder destructivo de Hezbolá, Israel ha puesto a sus militares en máxima alerta y ha reforzado a sus fuerzas fronterizas con artillería avanzada, unidades de inteligencia y tropas especiales, a fin de evitar un posible ataque del movimiento libanés.
Además, varios funcionarios israelíes han alertado reiteradamente a la cúpula del régimen que deje de escalar las tensiones con Hezbolá, pues, avisan, en caso de guerra, el movimiento libanés puede lanzar 1000 misiles al día.
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