Mientras la política de turno estadounidense pretende distraer a los ciudadanos con un show de candidatos genocidas y pro sionistas del bipartidismo, el resto de la población recuerda uno de los capítulos más tristes —y misteriosos— de la historia de EE.UU. Y es que hoy se cumplen 23 años de la infame jornada del 11 de septiembre de 2001.
La así llamada “Guerra contra el Terror”, creación de la burocracia del Complejo Militar Estadounidense es una de las campañas más exitosas de la historia. A resultas de los eventos del 11 de septiembre de 2001 la economía imperial se mantiene en pie. La guerra interminable —que ocasionó millones de muertos en Irak, Afganistán y otros países de la región— es uno de los negocios más lucrativos.
Millones de muertos después y contando. Y mientras tanto Washington dedicado a la tarea del genocidio que le caracteriza. Parece que todas las Administraciones que pasaron por la Casa Blanca desde hace décadas hasta la actualidad están concentradas más bien en ocultar la verdad, así como la identidad de los autores -reales- de los atentados.
Así, hoy muchos se preguntan ¿Cuál es el rol del capital sionista y saudí en el 9/11? Es más, ¿Cómo es que el gobierno de EE.UU. mantiene clasificados documentos esenciales que apuntan a Tel Aviv y Riad?
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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