El mandatario estadounidense, Joe Biden, ha llegado este miércoles a bordo del avión presidencial, el Air Force One, al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, en el marco de su primera gira por Asia Occidental desde que asumió el cargo en enero del 2021.
“Es un honor para mí viajar a Israel [...] Nuestras relaciones con Israel son más fuertes y profundas que antes. Trabajaremos junto con Israel para fortalecer su sistema de defensa, incluida la Cúpula de Hierro”, ha declarado el jefe de Estado de EE.UU. en el aeropuerto.
Esto, pese a fuertes rechazos de la nación y los grupos de la Resistencia de Palestina. Asimismo, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) ha calificado este viaje de la encarnación práctica del apoyo absoluto del país norteamericano a la ocupación y una tapadera para los crímenes de Israel contra los palestinos, incluidos asesinato, desplazamiento, discriminación racial, construcción de asentamiento y judaización de Palestina.
Al censurar que esta visita muestra claramente el enfoque continuo de EE.UU. en ignorar el derecho legítimo y legal del pueblo palestino a la libertad y la independencia, el movimiento ha aseverado que la responsabilidad política, legal y humana por sus consecuencias y resultados de su apoyo a Israel recae en Washington.
En un comunicado emitido esta misma jornada, HAMAS ha llamado a las naciones árabes, islámicas y libres del mundo a no aceptar “la arrogancia y las políticas estadounidenses que apuntan a la región en términos de seguridad, estabilidad y capacidades en beneficio del enemigo sionista”.
El martes, el movimiento Yihad Islámica Palestina advirtió que tal viaje va a eliminar lo que queda de la causa palestina y dar más legitimidad a la ocupación de Israel. De hecho, no tiene ningun beneficio para los palestinos.
De hecho, activistas palestinos convocan una masiva marcha de protesta para el jueves en la ciudad palestina de Ramalá, en Cisjordania, a fin de expresar su “rechazo a las políticas humillantes de Biden hacia el tema palestino” y el “sesgo flagrante” de Washington a favor del régimen israelí.
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