En un comunicado, el equipo legal del presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, anunció que la abogada Sidney Powell “está ejerciendo la abogacía por su cuenta”, que “no es miembro del equipo legal de Trump a título personal”, según informaron el lunes medios locales.
Fuentes cercanas al mandatario estadounidense declararon a la periodista Maggie Haberman, del diario The New York Times, que las afirmaciones de Powell se habían vuelto demasiado para Trump y que, durante días, el magnate neoyorquino había estado indignado con Powell y su asesor legal, Rudy Giuliani, que lidera la batalla de la campaña de Trump contra los resultados electorales en los tribunales.
Al parecer lo que encolerizó sumamente al aún inquilino de la Casa Blanca fue la extraña conferencia de prensa del jueves pasado, donde Powell transmitió la descabellada teoría de la conspiración, sin ningún tipo de evidencias para ello, de que los socialistas venezolanos y el financiero judío George Soros habían orquestado un vasto complot, utilizando máquinas de votación amañadas para robarle las elecciones a Trump.
“Ella era demasiado conspiradora, incluso para él [Trump]”, indicó un asesor del presidente saliente.
La medida se produjo pocos días después de que Powell compareciera, junto a Giuliani, en una conferencia de prensa en la que el exalcalde de la ciudad de Nueva York también formuló similares imputaciones infundadas sobre el robo de votos a Trump por las máquinas avaladas por el fallecido líder de Venezuela, Hugo Chávez, y el actual presidente de la nación sudamericana, Nicolás Maduro.
La abogada aseguró que tenían conocimiento de “la influencia masiva del dinero comunista a través de Venezuela, Cuba y, probablemente China, y la interferencia” en las elecciones estadounidenses.
Powell explicó que Chávez habría creado un sistema de votación y un software para asegurarse de que “nunca perdiera una elección”, y que esta tecnología se usó en el escrutinio de votos en EE.UU.
Transcurridos más de 20 días desde su derrota electoral, finalmente Trump habilitó a la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés) para que inicie el traspaso de poder al demócrata Joe Biden, aunque prometió continuar luchando para aclarar lo que pasó en el contexto electoral estadounidense.
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