“Al abandonar la diplomacia, Donald Trump se arriesga a la guerra, una humillación adicional, o ambas cosas a la vez, y se ha puesto a merced de Irán”, según un artículo publicado el miércoles en el portal estadounidense The Atlantic que revisa los fracasos del presidente norteamericano ante la República Islámica durante los últimos 18 meses después que comenzara una lucha en mayo de 2018 al abandonar el acuerdo nuclear firmado en 2015 con Teherán y lanzara una campaña de “máxima presión” contra el país persa.
Aunque esta confrontacion, que incluye sanciones antiraníes, ha tenido consecuencias para el pueblo iraní, hizo que Teherán reiniciara su programa de la energía nuclear, dice el texto.
En mayo, Estados Unidos acusó a Irán de atacar a unos petroleros en el Golfo Pérsico. Luego, en junio, Irán derribó un avión no tripulado estadounidense que violó su espacio aéreo.
Este derribo del dron avanzado estadounidense por Irán dejó a la Administración Trump en un dilema. En junio, el entonces asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, abogó por enfrentar a Irán con la fuerza. Pero Trump, convencido de que sus partidarios no quieren más guerras en Oriente Medio, canceló un ataque de represalia contra Irán diez minutos antes de su inicio.
Tras este hecho, la Administración de Trump respondió esta vez con fuerza a un ataque con cohetes a una base militar iraquí—en que murió un contratista estadounidense— bombardeando las posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, conocido como Kataeb Hezbolá, que a su juicio es respaldado por Irán.
Pero si la falta de respuesta de Trump hizo que Estados Unidos pareciera débil en junio, su respuesta militar del domingo desencadenó una cadena de eventos que ha hecho que Estados Unidos se vea aún más débil.
El martes, luego de los actos funerarios de las víctimas del mencionado ataque estadounidense, miles de los iraquíes y simpatizantes de las dichas fuerzas populares que Washington considera proiraníes marcharon hacia la embajada norteamericana, en Bagdad (capital iraquí) e irrumpieron en esta misión, gritando “Muerte a Estados Unidos”.
Indignados por los ataques de Estados Unidos, muchos de los principales clérigos y políticos de Irak, ahora están exigiendo la retirada de todas las tropas estadounidenses.
Trump, como es su costumbre, ha respondido con bravuconería. A través de su cuenta en Twitter, consideró a Irán “responsable de las vidas perdidas o los daños sufridos” en cualquiera de las instalaciones estadunidenses y amenazó a la República Islámica que pagará un “alto precio” y el Pentágono anunció planes para enviar refuerzos a Irak y la región.
Pero como siempre con cada escalada, la situación de Trump empeora. Sus confidentes insisten en que no puede permitirse una guerra, lo que probablemente aumentaría los precios del petróleo y dañaría la economía, especialmente en un año electoral, entre otros temas que menciona el artículo. Trump retrocedió inmediatamente de su amenaza al asegurar que no busca una guerra con Irán tras los últimos acontecimientos registrados en Irak.
Sin embargo, tampoco puede perseguir una diplomacia real, al menos no sin provocar una confrontación con la élite de política exterior agresiva del Partido Republicano, entonces Trump está atrapado en una especie de purgatorio, añade el portal.
El complejo de la embajada estadounidense en Bagdad, cubierto de vidrios rotos, es el último símbolo de ese purgatorio que vive respecto a Irán. Probablemente no será el último, concluyó el artículo.
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