“Las sanciones a Rusia deben permanecer vigentes y así será”, dijo el miércoles Biden en un discurso pronunciado en la capital estadounidense, para agregar a continuación que los “aliados” de EE. UU. deben estar preparados para imponer nuevas restricciones a Rusia en caso de que, a juicio de Washington, Rusia “se pase de nuevo de la raya”.
Las sanciones a Rusia deben permanecer vigentes y así será, dijo Biden en el Instituto Brookings.
En su diatriba antirrusa, Biden cargó contra un supuesto apoyo de Moscú a fuerzas de oposición europeas: “el Kremlin está trabajando duro para comprar y cooptar fuerzas políticas europeas, financiando a partidos antisistema, tanto de derecha como de izquierda, por toda Europa”.
Además, tanto Rusia como “otros países” están también “empleando como herramientas coercitivas la corrupción y los oligarcas”. Biden calificó la situación de Rusia de “hegemónica”.
Esa estrategia de Moscú pone a la “alianza” entre Estados Unidos y los países de Europa occidental ante su mayor desafío desde la Guerra Fría, valoró el vicepresidente estadounidense en el Instituto Brookings.
El Kremlin está trabajando duro para comprar y cooptar fuerzas políticas europeas, financiando a partidos antisistema, tanto de derecha como de izquierda, por toda Europa, observó el vicepresidente de EE. UU.
Las relaciones entre Rusia y EE. UU. han empeorado de forma drástica desde el inicio de la crisis en Ucrania, en febrero de 2014, cuando fue derrocado el Gobierno del entonces presidente, Víktor Yanukóvich.
Washington y la Unión Europea (UE) han impuesto varias rondas de restricciones económicas contra individuos, organizaciones, instituciones bancarias, energéticas y militares de Rusia, por una supuesta injerencia de Moscú en los asuntos de Ucrania, imputación que rechaza Rusia en los términos más enérgicos.
En respuesta, Rusia ha establecido un embargo a ciertos productos de los países sancionadores y ha elaborado una lista de más de 200 personas de la UE y de EE. UU. para denegarles visados de entrada.
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