La valoración ha sido dada a conocer este miércoles después de que la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, completara una revisión de inteligencia de una supuesta intromisión rusa en las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2020, así como de un presunto papel en los ataques cibernéticos contra el país norteamericano.
Conforme a esta decisión, anunciada por el portal estadounidense Bloomberg, Washington está sopesando la adopción de medidas contra los diplomáticos rusos radicados en territorio estadounidense, entre las que se baraja su expulsión, además de la imposición de medidas adicionales a las personas del círculo más cercano al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y a las agencias relacionadas con las acusaciones de injerencia electoral.
Asimismo, según tres fuentes familiarizadas con esta cuestión, Washington está estudiando la posibilidad de imponer más sanciones contra el país euroasiático, una medida que los funcionarios de la Administración estadounidense tenían previsto aprobar esta misma jornada.
Nada más asumir la Presidencia de EE.UU., Biden ordenó la revisión de las relaciones con Moscú, incluidas las acusaciones de recompensas rusas a las tropas estadounidenses en Afganistán y el envenenamiento de la figura de la oposición rusa Alexéi Navalni.
Su equipo consideró, de igual modo, varias opciones, desde nuevas sanciones financieras hasta ciberataques a la infraestructura rusa para “castigar” a Moscú por su presunto papel en la piratería sin precedentes de las agencias y empresas del Gobierno de EE.UU.
Moscú rechaza, por su parte, rotundamente, cualquier implicación en el mencionado robo informático y señala que EE.UU. no debería culparle “tan injustificadamente”.
También, tacha de infundadas las acusaciones que EE.UU. plantea en su contra sobre la supuesta injerencia electoral y asevera que Washington está tratando de “culpar a actores externos de la desestabilización de la situación dentro del país”.
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