“Los meteoritos son muy especiales puesto que no tenemos rocas de esta edad en la Tierra”, declaró el geólogo Leo Kriegsman del Centro de la biodiversidad Naturalis de Leiden (Países Bajos).
Con la talla de un puño cerrado y unos 500 gramos de peso, el meteorito atravesó a gran velocidad el techo de un cobertizo en la pequeña localidad de Broek, en Waterland, al norte de Ámsterdam, en enero pasado.
A pesar de realizarse intensas búsquedas, no fueron encontrados otros fragmentos de este meteorito, descubierto por vecinos del lugar.
A pesar de que cada cuatro años se producen verdaderas lluvias de meteoritos en este país, las pequeñas rocas espaciales son muy difíciles de encontrar. Se trata del sexto meteorito descubierto en Holanda en los últimos 200 años.
Los meteoritos son muy especiales puesto que no tenemos rocas de esta edad en la Tierra”, declaró el geólogo Leo Kriegsman del Centro de la biodiversidad Naturalis de Leiden.
“Podemos aprender más sobre lo que se produjo al comienzo del sistema solar, cuando una nube estelar se fragmentó y comenzaron a formarse minerales, y entonces empezaron a crearse planetoides por primera vez”, explicó Kriegsman.
“Esto nos brinda información sobre lo que ocurrió al comienzo, cuando la Tierra se formó”, añadió.
El geólogo estimó que el meteorito proviene de la región que se extiende entre Marte y Júpiter, donde hay un gran cinturón de asteroides, con “muchas rocas y pequeños planetas”, que a veces se salen de sus órbitas.
El Centro de biodiversidad de Leiden ha realizado pruebas exhaustivas con este meteorito antes de dar a conocer su existencia este lunes. “Queremos estar 100 % seguros de la especie del meteorito, por lo que primero debemos realizar investigaciones”, declaró Kriegsman a la agencia de noticias francesa AFP.
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