La investigación, desarrollada por el Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson, en Arizona (EE.UU.), sugiere que este cambio en la rotación de la Luna, conocido como “desplazamiento polar real”, estuvo provocado por las transformaciones experimentadas en su estructura interior hace miles de millones de años, de acuerdo con lo publicado por la revista Nature.
Los científicos han especulado durante años sobre la posibilidad de que los cráteres con sombra permanente en el polo sur de la Luna podrían contener agua helada en la superficie, lo que explicaría la presencia de cantidades significativas de hidrógeno en esas regiones.
No obstante, otros expertos recuerdan que la ubicación de esos depósitos es incompatible con el lugar en el que se podría esperar la existencia de hielo, dado el actual entorno térmico de la Luna.
Los responsables de este nuevo estudio constataron que los depósitos polares de hidrógeno “se sitúan en las antípodas”, es decir, en una posición directamente opuesta entre ellos.
Si se trazara una línea entre ellos, explica el investigador Matthew Siegler, esta pasaría justo por el centro de la Luna, al tiempo que se situarían a igual distancia de sus respectivos polos, aunque en direcciones opuestas.
Esto demuestra, destaca, que la rotación actual del eje lunar ha variado en torno a unos seis grados y, de acuerdo con la magnitud y dirección de la reorientación, esa desviación podría estar causada por una anomalía térmica de baja intensidad.
Esta irregularidad tuvo lugar debajo de la cuenca conocida como Oceanus Procellarum (Océano de las Tormentas), situada en la cara visible de la Luna.
Científicos japoneses propusieron hace cuatro años que esa gigantesca región podría ser el cráter dejado por el impacto de un meteorito en los primeros años de la existencia del satélite natural de la Tierra, hace probablemente más de 4000 millones de años.
En este sentido, Siegler y sus colegas señalan ahora que el Procellarum fue más activo, desde el punto de vista geológico, al comienzo de la formación de la Luna.
Por ello, sostienen que el “desplazamiento polar real” ocurrió hace miles de millones de años y que una gran porción de los citados depósitos de hidrógeno también son muy antiguos, lo que confirmaría la presencia de agua en el interior del Sistema Solar desde muy pronto.
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