Según informes de medios israelíes, el lunes estalló una trifulca en el parlamento cuando algunos legisladores trataron de impedir que el comité designado vote una parte del proyecto de ley de reforma judicial, propuesto por el primer ministro Benjamín Netanyahu.
En la sala del comité, los legisladores de la oposición, uno de ellos llorando, gritaron “vergüenza, vergüenza” en contra de la reforma judicial y tacharon de “fascista” y “traidor” al gabinete de Netanyahu, mientras que otros treparon por encima de las mesas para confrontar al presidente del comité, Simcha Rothman, un legislador cercano al primer ministro.
Ante ello, Rothman ordenó a las fuerzas de seguridad expulsar a 14 miembros del partido opositor israelí Yesh Atid de Yair Lapid de hemiciclo.
Esto se produce pese a que el presidente del régimen, Isaac Herzog, hizo el domingo un llamamiento a Netanyahu para que dejara en suspenso la legislación y abriera un diálogo con la oposición.
Netanyahu, que lleva años enjuiciado por cargos de corrupción, soborno y traición a la confianza, pretende cancelar su juicio con la ayuda del ministro de justicia. En efecto, la medida le daría al gabinete el control del comité de selección de los jueces al nombrar a miembros de los partidos y los políticos y evitar que los jueces sean incluidos en el comité. Así mismo, limitaría la autoridad de los asesores judiciales, y permitiría que una mayoría simple de parlamentarios pueda anular una decisión del tribunal supremo que implique derogar una ley o decisión del gabinete.
Mientras eso ocurría dentro del parlamento, en las afueras del edificio legislativo, al menos 60 000 personas se congregaron para protestar contra la reforma judicial; sin embargo, se registraron masivas concentraciones en otras zonas como bloqueos de las principales carreteras.
Esta protesta siguió a semanas de manifestaciones en Tel Aviv, principalmente, donde un número similar de personas se ha reunido todos los sábados por la noche desde principios de año.
Sin embargo, la movilización de este lunes deja claro el rechazo de los israelíes al actual gabinete ultraderechista, ya que muchos de los participantes, como médicos, veteranos del ejército, estudiantes, trabajadores de alta tecnología y otros profesionales, tuvieron que tomarse un día libre en el trabajo o la escuela.
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