“Tengo intención de apelar al presidente del parlamento para ejercer mi derecho y mi deber de continuar sirviendo a los ciudadanos”, ha señalado este miércoles Netanyahu en una comparecencia televisiva.
El anuncio se ha producido horas antes de que finalizase el plazo para pedir protección al parlamento del régimen, que es el último recurso que le quedaba a Netanyahu para evitar ser enjuiciado por cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos distintos.
El fiscal general del régimen de Tel Aviv, Avijai Mandelbli, acusó formalmente, en noviembre, al líder del Likud de cohecho, fraude y abuso de poder en tres casos investigados desde hace tres años por la brigada policial anticorrupción.
El primer ministro israelí rechazó en su día los cargos y los achacó a una “caza de brujas” y a “pesquisas con tintes políticos” de policías y fiscales que, según denunció, “perpetraron un golpe de Estado” para intentar derribarle del poder.
Durante su intervención, Netanyahu ha dicho que espera “seguir liderando Israel muchos años” y ha enfatizado que la ley de inmunidad busca “proteger a políticos electos de demandas judiciales inventadas”.
De hecho, mientras se mantenga en el cargo, incluso aunque sea en funciones, Netanyahu no está obligado a dimitir a pesar de las imputaciones que pesan contra su persona.
Con la jugada de la jornada de hoy, Netanyahu busca ganar tiempo hasta las elecciones del próximo 2 de marzo —las terceras en menos de un año que vive este régimen, que se halla ante un bloqueo político sin precedentes—, y así poder legitimarse en las urnas y convertir las nuevas legislativas en un plebiscito sobre su permanencia en el poder.
No obstante, la decisión de Netanyahu tendrá como consecuencia una demora en el inicio del juicio en su contra, pues probablemente no tenga lugar hasta después de los comicios, conforme indican varios expertos jurídicos israelíes citados por medios locales, que no descartan que el proceso que ahora se abre se prolongue durante más de un año, en función de cómo actúe el parlamento y de las apelaciones que haga el imputado.
El primer ministro del régimen ha defendido este miércoles su decisión de continuar en el cargo, aduciendo que el sistema jurídico israelí no respeta lo que decide la población en las urnas.
Sin embargo, algunos analistas israelíes han recordado que el fiscal que lo ha imputado fue designado para el cargo precisamente por Netanyahu, por considerarlo un abogado fiel a su causa.
Tras su anuncio, las reacciones de sus principales rivales políticos no se han hecho esperar. Benny Gantz, líder de la coalición israelí centrista Azul y Blanco, ha dicho que va a hacer todo lo posible para que el parlamento del régimen no conceda la inmunidad a Netanyahu; una posición compartida por Avigdor Lieberman, líder del partido nacionalista Yisrael Beitenu y exministro israelí de asuntos militares, quien ha acusado a su exjefe de anteponer sus ambiciones personales a los intereses de “Israel”.
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