El ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Salvación Nacional yemení, Hesham Sharaf Abdulá, ha cargado este martes contra los máximos diplomáticos estadounidenses y británicos que condenaron los últimos ataques de represalia con misiles y aviones no tripulados llevados a cabo por las Fuerzas Armadas de Yemen contra las instalaciones petroleras de Aramco en la ciudad de Ras Tanura, ubicada en la Provincia Oriental saudí, y otros lugares.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, calificó la operación de “completamente inaceptable” e instó al Ejército y el movimiento popular yemení Ansarolá “a acordar un alto el fuego completo y a detener estos ataques transfronterizos y ataques dentro de Yemen, en particular su ofensiva contra Marib” —ocupado por las fuerzas leales a la coalición agresora a Yemen, liderada por Arabia Saudí—.
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Por su parte, el canciller británico, Dominic Raab, censuró los ataques del Ejército yemení a las instalaciones militares saudíes, y tachó de “imprudente” el comportamiento de Ansarolá.
Abdulá ha criticado a Washington y Londres por apoyar abiertamente a Riad y la brutal agresión que lanza desde 2015 en el empobrecido Yemen. Esas declaraciones, agrega, “deberían dirigirse a los agresores a Yemen, que siguen bombardeando [las ciudades yemeníes], asediando puertos y aeropuertos yemeníes e impidiendo la entrada de barcos que transportan combustible y medicinas”.
De acuerdo al alto diplomático yemení, las manifestaciones de Blinken y Raab “son un intento de romper las reglas del conflicto ante los ojos del mundo y lanzar la pelota a la cancha de Saná como si fuera el agresor y el iniciador de esta guerra cruel”.
Ha descrito las posturas parciales de Washington y Londres como parte de sus políticas hipócritas en el escenario mundial “destinadas a mantener al régimen saudí satisfecho” y animándolo a seguir comprandoles armas.
El funcionario yemení ha subrayado la necesidad de que Estados Unidos y el Reino Unido detengan el respaldo, las exportaciones de armas y el apoyo logístico a Arabia Saudí.
Además, ha pedido a los aliados occidentales de Riad que presionen al régimen saudí para que reabra el aeropuerto de Saná y levante el bloqueo de los puertos yemeníes para permitir la entrada de petróleo y alimentos al país más pobre del mundo árabe, que enfrenta la peor crisis humanitaria del siglo como consecuencia del conflicto, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Estos pasos humanitarios son necesarios para generar confianza y normalizar la situación [...] con el fin de lograr un alto el fuego integral y avanzar hacia un arreglo político y negociaciones […] en Yemen”, ha concluido Abdulá.
A pesar de que la agresión y el bloqueo impuestos por el reino árabe y sus aliados han convertido a Yemen en un “infierno”, conforme las Naciones Unidas, el Ejército yemení ha podido resistir y desarrollar sus capacidades militares de manera que ya es capaz de disuadir la agresión saudí, responder a sus crímenes y hasta golpear los objetivos militares y vitales de los agresores. Con todo, la parte yemení ha prometido suspender sus operaciones de represalia siempre que Riad ponga fin a su devastadora guerra y bloqueo.
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