“Las medidas tomadas por los organismos afiliados a la ONU constituyen una señal de la rendición a la voluntad de las potencias agresoras y de estar de su lado”, ha denunciado este martes el portavoz del Ministerio yemení de Salud, Yusef al-Hazari.
En declaraciones ofrecidas a la cadena estatal yemení de televisión Al Masirah, Al-Hazari ha recordado que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido 41 programas esenciales en Yemen, de los cuales solo uno ha sido implementado en su totalidad.
Tras advertir del cierre inminente de los centros de salud en Yemen, el ministro yemení ha denunciado que, ante tal situación, las Naciones Unidas han reducido o cerrado entre el 50 y el 80 por ciento de sus programas sanitarios en el país más pobre del mundo árabe. “La situación humanitaria en Yemen es una mancha vergonzosa” para la ONU, ha lamentado.
Por su parte, Esam al-Mutawakel, portavoz de la Compañía de Petróleo de Yemen (YPC, por sus siglas en inglés), ha alertado la misma jornada que, si se interrumpe la electricidad en el sector de la salud yemení, miles de pacientes, especialmente neonatos prematuros, corren el riesgo de morir.
Las fuerzas de agresión de Arabia Saudí buscan lograr éxitos políticos a expensas del sufrimiento del pueblo yemení, ha censurado, antes de acusar al enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, de haberse convertido en un portavoz de la parte saudí.
En el caso más reciente de la “parcialidad” que denuncian los yemeníes, las Naciones Unidas decidieron el 15 de junio eliminar la llamada coalición de Arabia Saudí de su lista negra de países en guerra que matan a niños y violan los derechos humanos; un Estado que, no hay que olvidar, lleva a cabo, desde 2015, una campaña de agresión contra Yemen.
Yemen condenó, a su vez, este proceder de la ONU tildándolo de “crimen indeleble” y señaló que dicha decisión pone de relieve el profundo caos que reina en el organismo.
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