La ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación de Sudáfrica, Lindiwe Sisulu, aseveró que el Gobierno del país africano no pretende normalizar sus relaciones diplomáticas con el régimen de Tel Aviv hasta nuevo aviso.
Fue el 14 de mayo cuando la Cancillería sudafricana convocó a Pretoria al embajador que mantenía en los territorios ocupados por Israel en protesta por la muerte de decenas de palestinos como consecuencias de los ataques de los militares israelíes en la asediada Franja de Gaza.
“Estoy muy contenta de haber llamado al embajador, porque no podríamos haber estado en la situación en la que nos encontramos ahora. Ha sido una violación que ha estado ocurriendo durante mucho tiempo, y no podemos apartar la mirada”, precisó la canciller sudafricana, citada el domingo por el diario israelí The Times of Israel.
Estoy muy contenta de haber llamado al embajador, porque no podríamos haber estado en la situación en la que nos encontramos ahora. Ha sido una violación que ha estado ocurriendo durante mucho tiempo, y no podemos apartar la mirada”, señaló Lindiwe Sisulu, la canciller de Sudáfrica, sobre la decisión del Gobierno sudafricano de convocar a su embajador en los territorios ocupados palestinos por las acciones violentas que comete el régimen israelí en la Franja de Gaza.
Enfatizando que la situación en la zona es “completamente inaceptable”, Sisulu aseveró que el Gobierno de Pretoria decidió la medida por la “manera indiscriminada y grave” de la represión que ejerció Israel y aún no tiene previsto reenviar a su embajador, pese a las presiones de los líderes judíos en Sudáfrica.
“Las víctimas participaban en protestas pacíficas contra la provocativa inauguración de la embajada de EE.UU. en Jerusalén (Al-Quds)”, “el último ataque ha resultado en decenas de ciudadanos palestinos reportados heridos y en la destrucción gratuita de propiedades”, aseveró, por su parte, la Cancillería de Sudáfrica en un comunicado.
Una nueva ola de protestas comenzó en Gaza y otros puntos de la Palestina ocupada desde el pasado 30 de marzo, fecha en la que el pueblo palestino dio inicio a las Marchas del Retorno en demanda del “derecho al regreso” de los refugiados palestinos a sus hogares y aldeas en la Palestina histórica, de la cual se han visto obligados a salir desde 1948.
Los manifestantes exigen también el fin del bloqueo israelí-egipcio de 11 años de la Franja de Gaza, que ha destruido la economía del enclave costero y privado a sus dos millones de habitantes de productos básicos.
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