La portavoz de la OMS, Margaret Harris, ha afirmado este martes que las observaciones que hizo el organismo desde el principio del brote del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, no fueron tomadas en serio por ambos países.
Al señalar que los coronavirus son “virus muy complicados”, Harris ha explicado que es difícil producir vacunas contra ellos y ha señalado que, de momento, no existe nada que puede matar o detener al virus por completo.
No obstante, ha recalcado que existen tratamientos prometedores, aunque, ha indicado, necesitan analizar más información para estar 100 % seguros de qué tratamiento es mejor que el otro. “Tenemos algunos tratamientos que parecen estar en estudios muy tempranos limitando la severidad o la duración de la enfermedad”, ha añadido.
EE.UU. es el país con el mayor número de contagios en el mundo, con 1 385 893 casos confirmados y más de 81 000 muertos, mientras que Brasil cuenta con 169 594 casos de infección y más de 11 000 decesos.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, acusó hace unas semanas a la OMS de haber gestionado mal la crisis sanitaria y subestimar la amenaza del virus, por lo que anunció el congelamiento del financiamiento de su país al organismo.
Esto mientras que la Administración de Trump ha sido criticada por su inacción ante la propagación del virus. De hecho, durante casi dos meses trató de minimizar los efectos de la COVID-19 e intentó reabrir la economía del país norteamericano y reiniciar las actividades normales lo antes posible.
De la misma manera, desde que se detectara el primer caso en Brasil, el presidente del país latinoamericano, Jair Bolsonaro, ha manifestado su oposición a las recomendaciones sanitarias, e incluso salió a las calles sin mascarilla y asistió a una manifestación en Brasilia (la capital), en la que saludó a varias personas. Además, se ha negado a aplicar una cuarentena total en todo el territorio bajo la premisa de mantener la actividad económica y el empleo, y consideró al virus una “gripecita”.
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