Moscú estima que EE.UU. “está buscando una razón para quedarse en Siria”, ha dicho hoy viernes a la prensa la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.
Rusia, ha indicado asimismo la diplomática, no puede estar segura de la seriedad de la decisión de Washington de retirarse, pues EE.UU. no ha hecho declaraciones públicas sobre la estrategia que mantiene en el país árabe.
“La comunidad internacional tiene derecho a saber qué pretende hacer EE.UU. en Siria y sus fronteras”, ha señalado la vocera de la Cancillería rusa.
Tras la retirada estadounidense, ha defendido Zajárova, las regiones de Siria que controlan ahora tropas norteamericanas deben ser transferidas al Gobierno del presidente del país, Bashar al-Asad.
La comunidad internacional se reserva el derecho a saber qué pretende hacer EE.UU. en Siria y sus fronteras”, insiste la portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, María Zajárova.
Antes de estas declaraciones de la portavoz rusa, ya había puesto en entredicho la intención de EE.UU. de replegarse de Siria el presidente del país euroasiático, Vladímir Putin, recordando que el Ejército norteamericano dice casi todos los años que va a retirar sus tropas de Afganistán, pero siguen allí desde hace ya más de 17 años.
Este mismo viernes, un funcionario del Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) ha corroborado que el Ejército estadounidense ha retirado algunos equipos militares de Siria en el marco del repliegue ordenado a mediados del pasado mes de diciembre por el presidente Donald Trump, afirmando que EE.UU. ya había cumplido su misión “antiterrorista” en el país levantino.
Desde que Trump emitió su orden no se ha anunciado, sin embargo, ningún calendario claro de repliegue. El pasado domingo, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, condicionó la retirada a que se garantizara la seguridad de los aliados de EE.UU. en Siria, milicias kurdas a las que Turquía considera terroristas.
Oficialmente hay en Siria unos 2000 soldados estadounidenses desplegados en bases, puestos de avanzada y aeródromos ubicados en el norte y sureste del país. Esas tropas llevan años allí, pese a no contar con autorización para ello del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) y a que Damasco exige a menudo que abandonen el territorio que invaden.
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