El domingo, el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM, por sus siglas en inglés) elogió a las fuerzas de la guardia costera yemení alineadas con el gobierno yemení apoyado por Occidente por interceptar supuestamente “un envío de armamento iraní avanzado” destinado al movimiento popular yemení Ansarolá durante una operación marítima en el sur del mar Rojo el miércoles, 12 de febrero.
Esmail Baqai, vocero del Ministerio de Exteriores iraní, rechazó el informe, catalogándolo de “sin fundamento”.
Denunció que dichos infundios están alineados con los esfuerzos para “hacer campaña negativa e incitar a la sedición contra la República Islámica de Irán en un momento en que funcionarios estadounidenses están visitando la región [haciendo referencia a la visita del secretario de Estados estadounidense, Marco Rubio, a Arabia Saudí]”.
“Irán no tiene presencia militar en Yemen y que las armas que se están utilizando en este país no tienen nada que ver con la República Islámica”, zanjó.
El jueves, 13 de febrero, la misión permanente de Irán ante las Naciones Unidas rechazó una acusación hecha por la representante adjunta de Estados Unidos ante la ONU, Dorothy Shea, de que la República Islámica había violado supuestamente un embargo de armas del organismo mundial al suministrar armas a Ansarolá.
La misión iraní dijo en un comunicado que la acusación es un intento de Washington para ocultar su apoyo militar a Israel durante la reciente guerra genocida en la Franja de Gaza. La nota reiteró, además, el compromiso de Teherán con “los principios fundamentales del derecho internacional, la Carta de ONU y las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, y prometió apoyar la paz y estabilidad en Yemen.
En reiteradas ocasiones, Irán ha asegurado que no da órdenes ni suministra armas a las fuerzas de Resistencia regionales, incluido Yemen, sino que éstas actúan de forma independiente contra el régimen israelí en apoyo a palestina.
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