Bagdad, país donde se produjo el asesinato, asegura que el ataque de los helicópteros de Estados Unidos al aeropuerto capitalino, que asesinó al teniente general Soleimani y a ocho miembros del Movimiento de Resistencia Popular de Irak, fue una clara violación de su soberanía y amenaza con convertirlo en el campo de otra devastadora guerra.
El presidente de Irak llamó a la moderación, para evitar una mayor escalada de tensiones. El Movimiento de Resistencia Popular, por su parte, entró en estado de alerta y máxima preparación. El Gobierno de Siria aseguró también que el cobarde asesinato fue una venganza de Estados Unidos por los duros golpes que perpetró el general Soleimani contra los terroristas de Daesh. Desde El Líbano, Hezbolá aseguró en un comunicado que los asesinos del general Soleimani no lograrán sus metas, porque el camino del general continuará.
La Unión Europea, el Reino Unido, así como China, llamaron a las partes a la moderación, para evitar enfrentamientos mayores.
Rusia, por su parte, denunció que el asesinato sólo contribuirá a aumentar las tensiones a nivel regional, mientras que Francia previó que el mundo se convertiría en un lugar más peligroso tras la masacre de Bagdad y que París se esforzaría para reducir las tensiones que ha provocado Washington. En Estados Unidos, las reacciones fueron adversas. Mientras los partidarios del presidente Donald Trump defendieron el asesinato del general Soleimani, la oposición condenó al unísono lo que llamó un grave error de cálculo por parte de Estados Unidos.
Irán ha prometido una dura respuesta al asesinato del General Soleimani, considerado un héroe nacional por décadas de lucha, primero, en la guerra impuesta por Irak a Irán. Posteriormente, en la defensa del país contra amenazas externas y finalmente, en la batalla regional contra Daesh.
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