El reportero Dia Al-Kahlut, corresponsal en Gaza del medio Al-Araby al-Jadeed, radicado en Londres, era parte de las decenas de palestinos que las fuerzas israelíes detuvieron a principios de diciembre en el norte de la Franja de Gaza. Sus imágenes fueron publicadas por canales de televisión israelíes, mostrándolos en ropa interior, con los ojos tapados y custodiados por soldados israelíes.
El ejército israelí dio razones de seguridad para justificar esos actos y presentó a los detenidos como combatientes del Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), algo que HAMAS negó y calificó como “mentira”.
Al-Kahlut, de 37 años, después de su liberación, expresó a Al-Araby al-Jadeed que experimentó condiciones “indescriptiblemente duras” desde el momento en que fue arrestado. Según relató, fue golpeado y torturado.
La oenegé Reporteros Sin Fronteras (RSF) afirma que el periodista, después de su arresto, estuvo encarcelado durante un tiempo en la prisión de Eshel, en el sur de los territorios ocupados palestinos, donde fue sometido a tortura.
Los sindicatos de prensa han instado al secretario general de las Naciones Unidas y al presidente de la Federación Internacional de Periodistas a tomar una postura firme para salvaguardar a los comunicadores en Palestina. Mientras tanto, Reporteros Sin Fronteras presentó una denuncia por crímenes de guerra en relación con el trato dado por el régimen sionista a los reporteros palestinos en Gaza.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha denunciado en reiteradas ocasiones el “uso excesivo de la fuerza” por el régimen de Israel, tanto contra los manifestantes “desarmados” palestinos como contra los reporteros y periodistas que cubren sus actos de violencia.
Varios analistas consideran que el arresto de periodistas es parte de los esfuerzos del régimen de Tel Aviv para impedir que el personal mediático revele sus crímenes contra el pueblo palestino.
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