“El primer ministro Netanyahu dejó claro que Israel no quiere escalar [tensiones], pero dio instrucciones a las fuerzas militares para que se prepararan ante cualquier escenario, en diversos frentes, para garantizar la protección de los ciudadanos de Israel”, comunicó el jueves la oficina de Netanyahu, al terminar una reunión de urgencia con su gabinete.
El premier manifestó, de este modo, su preocupación por la respuesta de la Resistencia palestina, después de que las fuerzas de ocupación israelíes asesinaran la misma jornada a 11 palestinos en el campamento de refugiados de Yenín. Se trata del incidente con mayor número de víctimas fatales en Cisjordania en dos décadas, según informaron funcionarios palestinos.
En represalia, grupos de la Resistencia palestinos lanzaron dos cohetes contra las posiciones israelíes; el ataque hizo que las sirenas de defensa antiaérea se activaran en el sur de los territorios ocupados. El ejército del régimen de Tel Aviv, a su vez, bombardeó Gaza, intensificando aún más las tensiones.
De hecho, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) había jurado cobrar venganza por la mortífera redada israelí. “La resistencia en Gaza tiene la mano en el gatillo y no está aislada de lo que está sucediendo en Cisjordania”, exclamó Saleh al-Arouri, adjunto del buró político de HAMAS.
Tras la redada, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) anunció, a su vez, la suspensión total de la cooperación en seguridad con Israel.
Asimismo, decenas de miles de gazatíes se manifestaron en diferentes partes del enclave costero, exigiendo al pueblo palestino expresar su solidaridad y mostrar unidad a fin de enfrentar a las políticas del nuevo gabinete del régimen israelí.
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