Como parte de la venganza por las agresiones israelíes contra la Franja de Gaza y Al-Quds (Jerusalén), los misiles de las fuerzas de Resistencia impactaron el martes en una instalación petrolera en la ciudad de Ashkelon, en el sur de los territorios ocupados palestinos. Dos días después, las Brigadas Ezzedin al-Qassam, brazo armado del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), lanzaron un gran misil contra Ramón, el segundo mayor aeropuerto israelí.
Varias aerolíneas internacionales suspendieron los vuelos y, ahora, ante la intensificación de los ataques, al menos dos compañías de transporte marítimo, que iban a entregar cargamentos petrolíferos a través del puerto de Ashkelon, exigieron cambiar el destino, según recogió la agencia británica de noticias Reuters.
Esta situación se ha producido en la misma jornada en que el brazo armado de HAMAS informó del lanzamiento de una lluvia de misiles contra la ciudad de Tel Aviv y su adyacente puerto de Ashdod, que es el mayor acceso marítimo israelí y una parada popular para los cruceros. Según informes, más del 60 % de las importaciones del régimen sionista se realizan a través de esta terminal.
El último ataque se realizó como venganza por una masacre llevada a cabo por aviones de combate israelíes contra una vivienda en el campamento de refugiados de Al-Shati, en el norte de la bloqueada Franja de Gaza. El ataque activó las sirenas en la ciudad y las autoridades israelíes exigieron a los residentes de Tel Aviv que permanecieran en los refugios.
El ejército israelí y los grupos palestinos en el asediado enclave costero se enfrascaron en un intercambio de ataques desde las últimas horas del 10 de mayo, la mayor escalada del conflicto desde 2014. Las tensiones iniciaron en pleno Ramadán, el sagrado mes de ayuno para los musulmanes. Las restricciones de las autoridades israelíes desataron las protestas contra los desalojos de familias palestinas y se han extendido incluso entre la población árabe-israelí.
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