“El secretario general lamenta profundamente el progreso de las actividades de asentamiento en tres ocasiones durante las últimas tres semanas por parte de las autoridades israelíes”, señala un comunicado emitido este viernes por un portavoz de Ban Ki-moon.
Para el máximo responsable de la ONU, los asentamientos son “ilegales bajo la legislación internacional”, por lo que el régimen de Israel debe “detener y dar marcha atrás” a sus políticas expansionistas que dificultan los procesos de paz.
A este respecto, ha hecho hincapié en que la comunidad internacional “no reconocerá las acciones unilaterales sobre el terreno”.
Según la nota, el estatus de Al-Quds solo se puede resolver a través de las “negociaciones amplias”.
La Unión Europea (UE), por su parte, deploró la decisión israelí de ampliar los asentamientos ilegales y pidió a sus autoridades que abanonaran estas políticas, al considerar que van en contra de una solución basada en dos Estados independientes.
Según la organización anticolonización israelí Paz Ahora, el régimen de Tel Aviv ha llamado a una licitación para la construcción de 85 nuevas viviendas ilegales en el asentamiento de Givat Zee, en la ocupada Cisjordania.
Más de medio millón de israelíes viven en unos 120 asentamientos ilegales construidos desde la ocupación de los territorios palestinos en 1967 en Cisjordania, incluido Al-Quds (Jerusalén).
Estas viviendas son consideradas "ilegales" por las Naciones Unidas y la mayoría de los países, ya que han sido edificadas en los territorios arrebatados por el régimen israelí en la llamada Guerra de los Seis Días de 1967.
En base a las cifras de la ONU, más de 700.000 de palestinos se vieron desposeídos de sus hogares y de sus raíces con la ampliación de estos asentamientos ilegales y sus descendientes (hoy más de cinco millones repartidos en su mayoría entre Gaza, Cisjordania, Jordania, Siria y El Líbano) han heredado una historia de exilio y desplazamiento.
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