Desde hace décadas, Yemen es el principal bastión y la cuna de los terroristas de Al Qaeda, sin embargo, este grupo era casi irrelevante en el país árabe, y solo se dedicaba a ofrecer asesoramiento a otros grupos activos en otros países, como Afganistán y Paquistán. Tras la invasión saudí a Yemen, se crearon las condiciones para que los extremistas pudieran ampliar sus movimientos en este país. Incluso, la guerra contribuyó a la expansión de Daesh.
Transcurrido ya más de un año de la invasión a Yemen, ahora, ambos grupos están compitiendo por hacerse con el poder en las zonas importantes del país, especialmente en el sur. En el siguiente artículo repasamos su situación en Yemen, los motivos de su resurgimiento y el fortalecimiento de los extremistas y las amenazas que suponen para el país árabe.
Al Qaeda, con su capital Al Mukalla
La situación geopolítica y geoestratégica de Yemen es de suma importancia para los extremistas de Al Qaeda. El país se encuentra en el corazón del mundo islámico y tiene inmensos recursos naturales, además de estar cerca de los lugares sagrados e importantes de los musulmanes, es decir, la Meca y Medina, en Arabia Saudí. Estos factores son muy importantes para los salafistas, razón por la cual consideran a Yemen como la cuna de lo que llaman el “califato islámico”. De esta forma, Yemen siempre ha sido reconocido como un centro de reclutamiento de grupos salafíes, así como Al Qaeda. Hay que mencionar que los extremistas salafíes, tras su operación en Afgánistán contra la Unión Soviética, regresaron al país árabe y se asentaron en las provincias de Al Mukalla (sureste), Shabu, Abyan y Hadarmut.
En este contexto cabe señalar que por el caos reinante en el país árabe, los terroristas de Al Qaeda han establecido un pequeño imperio en la provincia porteña de Al Mukalla, donde han recaudado unos 100 millones de dólares de los robos a los bancos y los impuestos que cobran a los comerciantes. Ellos han ganado 1.4 millones de dólares de la compañía nacional de petróleo de Yemen. Si consideramos a Reqa como la base principal de Daesh en Siria, Al Mukalla es la capital de Al Qaeda.
Su resurgimiento es la consecuencia no planeada más sorprendente de la intervención militar encabezada por Arabia Saudita en apoyo a Yemen, que lucha contra el movimiento yemení de Ansarolá. La campaña, respaldada por Estados Unidos, ha ayudado a Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) a vivir el momento más fuerte desde que apareció hace casi 20 años.
Daesh VS. Al Qaeda
Además de Al Qaeda, Daesh no ha escatimado ningún esfuerzo para aumentar su influencia en Yemen, incluso a principios de 2015 y en abril del mismo año emitió un video en el que izó su bandera en la capital yemení, Saná. De momento, este grupo terrorista está bien activo en el centro, sur y este del país árabe, se esfuerza por hacerse con el control de más partes de la provincia de Shabu y quiere establecer su sede principal en el sur de Yemen.
Respecto al aumento de la influencia de los extremistas de Daesh en Yemen hay una gran diversidad de motivos, pero los principales son el caos y la inestabilidad debido a la guerra civil y la invasión saudí, que provoca el sufrimiento de los yemeníes. De hecho, gracias a este vacío de poder y la inseguridad, Daesh ha podido fortalecer sus bases en Adén, Hadarmut y Shabu.
El segundo motivo es la capacidad de Daesh para reclutar fuerzas que lleven a cabo operaciones terroristas y ataques con bomba. Los extremistas, mediante sus instituciones, especialmente el centro del “Iman”, están ganando el terreno ante sus rivales de Al Qaeda en cuanto al reclutamiento e ingreso de jóvenes en sus filas.
El tercer motivo radica en la debilidad de Daesh en Irak y Siria. Desde agosto de 2015, los takfiríes han perdido entre un 15 y un 30 por ciento de las zonas controladas en estos dos países, por lo tanto, para detener su caída y eliminación, se están esforzando más para encontrar nuevos lugares donde llevar a delante sus objetivos, entre ellos están el Norte de África, como Libia o Túnez, y otros países de Oriente Medio.
A esta situación se le pueden sumar otros factores que contribuyeron a la presencia de Daesh en Yemen, es decir, el acceso de los terroristas a armamento avanzado, grandes recursos financieros conseguidos mediante el saqueo de bancos y los bienes de comerciantes, así como el acompañamiento de celebres figuras religiosas yemeníes.
Consecuencias del dominio del extremismo en Yemen
No obstante, el aumento de la influencia de Daesh en Yemen tiene graves consecuencias para el país más pobre del mundo árabe. El principal reto para la administración que gobierne el país es la seguridad, ya que debido a la enemistad entre los dos grupos terroristas, Al Qaeda y Daesh, la situación podría complicarse aún más, si ninguno tolera la presencia del otro en las zonas bajo su control.
Al punto de que cuando Al Qaeda estaba ganando terreno por el caos reinante en el país, Daesh publicó un video en el que lo acusaba de reconciliarse con el gobierno central y dijo que frenaría su avance en el país. Incluso se hizo con el control de una base importante de Al Qaeda en el sur. Estos hechos motivaron una mayor operación de Al Qaeda en el centro y sur.
La otra consecuencia sería la intervención de EEUU en ese país. Si la situación continúa de esta forma, Washington podría justificar su injerencia en Yemen, bajo el pretexto de luchar contra el extremismo y establecer bases militares. De materializarse este plan, EEUU podría dominar el Movimiento Popular de Ansarolá y el estratégico estrecho de Bab el Mandeb, lo que perjudicaría no solo los intereses del pueblo yemení, sino los de otros países.
Por consiguiente, hay que decir que la actual situación de Yemen solo ha contribuido al fortalecimiento de Al Qaeda y Daesh. Una situación que podría, incluso, ser aún más catastrófica si estos se unen, aunque resulta bastante imposible porque ninguno acepta el liderazgo del otro. De esta forma, para prevenir un choque entre ambos, que convierta a Yemen en otra Libia, es imperativo poner fin a la inestable situación interna y la invasión saudí.