El Ministerio turco del Interior ha anunciado que otras 126 personas también han resultado heridas en esta doble explosión, que podría ser un atentado terrorista, según una fuente gubernamental.
Sospechamos que hay un vínculo terrorista", ha dicho la fuente, bajo condición de anonimato, a la agencia francesa de noticias AFP.
"Sospechamos que hay un vínculo terrorista", ha dicho la fuente, bajo condición de anonimato, a la agencia francesa de noticias AFP.
Por su parte, un testigo ha explicado que "escuchamos una explosión fuerte y otra pequeña. Hubo un gran movimiento de pánico, y luego vimos cadáveres en la explanada de la estación".
Las explosiones se han producido antes de que comenzara una manifestación organizada por agrupaciones izquierdistas, entre ellas el pro-kurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP, por sus siglas en turco).
De acuerdo a la agencia turca Anatolia, en el momento de los estallidos, muchas personas se habían congregado delante de la estación para asistir a la marcha en la cercana plaza Sihhiye.
Se informa de que la Policía turca ha empleado gases lacrimógenos y lanzado disparos al aire tras el incidente, debido a que algunos manifestantes estaban atacando un vehículo policial.
Las explosiones tienen lugar, además, a tres semanas de las elecciones legislativas anticipadas que se desarrollarán el próximo 1 de noviembre.
Turquía está viviendo una caótica situación desde julio pasado, cuando un atentado suicida, atribuido por Ankara al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), provocó la muerte de 32 personas y dejó más de un centenar de heridos durante un mitin kurdo en la ciudad fronteriza de Suruç.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) acusó al Gobierno de Ankara de apoyar y facilitar que el EIIL ejecutara el ataque, razón por la que tiroteó y abatió a dos agentes policiales en la ciudad de Ceylanpinar, en el sureste del país.
En respuesta, la aviación militar turca bombardeó las posiciones del PKK, tanto en Turquía como en Irak, y confirmó el fin de la tregua establecida hace dos años con los kurdos.
Varios analistas políticos creen que Ankara está pagando las consecuencias de su apoyo a los grupos terroristas con los que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, comparte un interés común: el derrocamiento del mandatario sirio, Bashar al-Asad.
El diario Cumhuriyet reveló hace meses cómo la inteligencia turca enviaba cargamentos de municiones y explosivos a los terroristas y facilitaba el paso de los radicales extranjeros a Siria.
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