“El Gobierno australiano apoya la abolición universal de la pena de muerte y estamos profundamente perturbados por las recientes ejecuciones llevadas a cabo en Arabia Saudí”, ha dicho Bishop.
El Gobierno australiano apoya la abolición universal de la pena de muerte y estamos profundamente perturbados por las recientes ejecuciones llevadas a cabo en Arabia Saudí”, ha declarado la ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Julie Bishop.
El pasado sábado, el Ministerio saudí del Interior informó de la ejecución de 47 personas, incluido el prominente clérigo chií el sheij Nimr Baqer al-Nimr, por supuestos cargos de terrorismo.
Tras el anuncio, los iraníes, así como otros pueblos chiíes, protagonizaron varias protestas en rechazo a la medida de Riad. Empero a Riad no le gustaron las concentraciones de los iraníes frente a las representaciones diplomáticas saudíes, por lo que rompió todas las relaciones diplomáticas con el país persa.
En cuanto a los acontecimientos después de la ejecución del líder chií —un acérrimo opositor a los Al Saud, que rigen Arabia Saudí— la ministra de Asuntos Exteriores de Australia ha pedido calma y moderación a Riad y Teherán con el fin de reducir las tensiones surgidas entre las partes.
Bishop ha exigido además a las autoridades iraníes proteger las sedes diplomáticas, mientras su par iraní, Mohamad Yavad Zarif, insistió el domingo en el compromiso de Teherán a la hora de garantizar la seguridad de las instalaciones diplomáticas que se encuentran en el país persa.
Las declaraciones de Bishop vienen en momentos en que Ben Rich, un investigador de la política de Arabia Saudí en la Universidad de Nueva Inglaterra (este de Australia), ha dicho que, de todos modos, Australia probablemente mantenga cerrados los ojos ante las violaciones de derechos humanos de Arabia Saudí.
Rich ha lamentado que los derechos humanos “jueguen un papel secundario muy, muy lejano” a los recursos, cuando se trata del país rico en petróleo en Oriente Medio, es decir Arabia Saudí, recordando que Canberra ha ignorado las violaciones saudíes “desde hace mucho tiempo”, mientras ha dudado que esta postura cambie.

Por otra parte, un portavoz de la oposición australiana Stephen Conroy ha llamado a los gobiernos regionales a evitar la implementación de medidas que pueden considerarse “provocativas”, ya que estas pueden agravar la situación en Oriente Medio mientras se está tratando de luchar contra el terrorismo.
Entre tanto, el presidente iraní, Hasan Rohani, consideró las políticas de Al Saud como un intento para instigar el sectarismo, el terrorismo y el extremismo en Oriente Medio, ya que Riad quiere alcanzar sus intereses en la zona, según explica la Cancillería iraní, generando tensiones.
Después del régimen monárquico de Al Saud, Baréin y Sudán siguieron los pasos de su aliado y han roto relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), por su parte, han reducido sus lazos diplomáticos con Teherán.
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