"¿Qué va a pasar si en la ruta hay que hacer expropiaciones y cómo van a hacerlas? Porque tenemos estadounidenses que tienen propiedades alrededor de la ruta", indicó el lunes la embajadora de Estados Unidos, Phyllis Powers, acreditada en Managua, capital nicaragüense.
¿Qué va a pasar si en la ruta hay que hacer expropiaciones y cómo van a hacerlas? Porque tenemos estadounidenses que tienen propiedades alrededor de la ruta", indicó la embajadora de Estados Unidos, Phyllis Powers, acreditada en Managua, capital nicaragüense.
Powers, sin embargo, se negó a proporcionar detalles sobre el número de estadounidenses que residen en el tramo previsto, tampoco habló de la cantidad de bienes y propiedades correspondientes.
En una entrevista publicada en la revista Confidencial, la diplomática prefirió no opinar sobre el megaproyecto nicaragüense, alegando no tener toda la información necesaria, como estudios de factibilidad, de impacto social y ambiental.
No obstante, ratificó que el proyecto infraestructural podría beneficiar el país que cuenta con un alto nivel de pobreza.
Nicaragua concedió en junio de 2013 al grupo HK Nicaragua Development Invesment (HKND), con sede en Hong Kong, los derechos para construir y operar un canal por un período de 50 años prorrogables por un plazo similar, con una inversión de 50.000 millones de dólares.
HKND planea abrir la ruta entre el Pacífico y Caribe sur de Nicaragua, pasando por el lago Cocibolca, la mayor fuente de agua dulce de la región. Las obras iniciaron en diciembre pasado con la construcción de carreteras de acceso en el Pacífico sur del país y se prevé que se abra en 2020.
El Canal Interoceánico tiene proyectada una longitud de 275,5 kilómetros entre Brito (Pacífico) y Punta Águila (Caribe), de los que 106,8 kilómetros corresponden al lago Nicaragua y 35,9 al futuro lago artificial de Atlanta. Con una profundidad de unos 30 metros y una anchura de entre 230 y 520 metros, está previsto que acoja hasta 5.100 navíos anuales, con una capacidad que puede llegar a los 25.000 TEU (unidad equivalente a un contenedor de 20 pies), unas cifras muy superiores a las del canal de Panamá, que tras las obras de ampliación estima acoger barcos de 13.000 TEU, frente a los 4.000 TEU actuales.
Esta inmensa obra de ingeniería se presenta como el proyecto estrella del Gobierno del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, a través del cual intenta recuperar la economía del país, sobre todo, reducir los niveles de pobreza.
El ministro y secretario de la Presidencia para Políticas Nacionales, Paul Oquist, asegura que el Gran Canal es "la joya de la Corona" y supone una "oportunidad histórica" para mejorar el desarrollo del país, mejorar la reforestación y lograr mayor independencia económica.
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