El viernes, el Gobierno nicaragüense, a través de su Cancillería, anunció formalmente la decisión de retirarse de la OEA mediante una carta remitida al secretario general de ese organismo regional, Luis Almagro, tras denunciar las continuas injerencias del bloque en los asuntos internos del país centroamericano.
Esa iniciativa recibió el respaldo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), cuyo secretario ejecutivo, Sacha Llorenti, consideró a la OEA como un ente “cada vez más irrelevante”.
“La decisión soberana de Nicaragua de apartarse de la OEA es una respuesta digna a los constantes intentos de esa organización de cometer actos de injerencia”, aseveró Llorenti en su cuenta de la red social Twitter.
Por su parte, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, dijo que el retiro de Nicaragua de la OEA es una respuesta “firme” de Managua al intervencionismo del organismo en las decisiones que solo le incumben a la nación nicaragüense.
“Apoyamos la decisión de Nicaragua de retirarse de la OEA, que constituye una firme y digna respuesta a las maniobras del secretario general de esa organización, en contubernio con Estados Unidos, para intentar interferir en las decisiones que competen al pueblo nicaragüense”, así se pronunció el máximo diplomático cubano a través de su cuenta de Twitter.
Desde Bolivia también expresaron apoyo al retiro de Nicaragua de la OEA; el expresidente Evo Morales tachó al ente hemisférico de un instrumento del “imperialismo” y denunció que la OEA no solo incumple su misión de promover justicia y solidaridad, sino que “provoca crisis e inseguridad”.
“Saludamos la determinación soberana y digna del pueblo hermano de #Nicaragua que decidió dejar la #OEA, que con el golpista @Almagro_OEA2015 (Luis Almagro) se ha convertido en instrumento del intervencionismo, racismo, fascismo e imperialismo de EE.UU. en América Latina”, escribió Morales en su cuenta de Twitter.
Morales denunció la implicación directa de la OEA y su secretario general en el golpe de Estado de noviembre de 2019 contra su gobierno legítimo, lo cual “saqueó al Estado y causó 38 muertes, centenares de heridos, detenidos y perseguidos”.
Nicaragua tomó tal decisión después de que la Asamblea Nacional (Parlamento) de ese país aprobara el martes una declaración de condena a la OEA, en la que enfatizó que el “pueblo y Gobierno de Nicaragua renuncia a formar parte de esta organización cautiva de Washington”.
Bailando al son de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), la OEA emitió una resolución en la que descalificó las elecciones generales del 7 de noviembre en Nicaragua, que dieron la victoria del presidente izquierdista Daniel Ortega para un nuevo mandato.
ftm/ncl/mkh
