Desde Costa de Marfil donde tiene lugar una cumbre entre la Unión Africana (UA) y la UE, el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, ha afirmado que la nueva oferta económica de Londres para sus socios europeos es lo suficientemente ambiciosa para satisfacer a todos. O eso es lo que espera el Gobierno británico.
El Gobierno británico tiene un ultimátum hasta el 4 de diciembre para aclarar sus compromisos financieros con la UE. Según la prensa, Londres ha aceptado pagar hasta 55 mil millones de euros por concepto de compromisos presupuestarios ya adquiridos o pensiones de los funcionarios europeos, entre otros. Eso sería, en un principio, suficiente para desbloquear las negociaciones, pero sólo el principio de un largo camino para lograr consenso sobre otros temas espinosos.
La UE insiste, una y otra vez, que hay que lograr un acuerdo para que la salida sea beneficiosa para ambas partes. Londres quiere un acuerdo de libre comercio y los europeos demandan compensación económica y cuestiones legales.
Pero el visto bueno de Londres a pagar la astronómica cifra ha provocado duras críticas domésticas en el Reino Unido. Muchos ciudadanos aseguran que el Gobierno de Theresa May nunca había dicho que el divorcio saldría tan caro, ya que, indudablemente pagar esta suma equivaldrá a más recortes en gasto social.
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