En los últimos días, los ojos del mundo están puestos en la jurada respuesta que darán Irán y el Movimiento de Resistencia Islámico de El Líbano (Hezbolá) a Israel por el asesinato del líder del Buró Político del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en Teherán y del alto comandante del movimiento libanés Fuad Shukr, en Beirut.
“La respuesta que Israel ha estado esperando ansiosamente durante varios días es segura. La venganza es un plato que se come frío”, ha dicho el presidente del parlamento libanés, Nabih Berri, utilizando un refrán, según el cual, es mejor esperar a estar tranquilo para reflexionar mejor cómo sería la respuesta para que cause más daño.
Berri ha enfatizado que el Eje de la Resistencia, incluido Hezbolá, sigue gestionando las batallas contra el régimen sionista, con “cálculo y previsión”.
“Hezbolá ataca objetivos militares israelíes incluso pese a que civiles [libaneses] son martirizados”, ha subrayado el jefe legislador en sus declaraciones publicadas este lunes en el periódico Al-Joumhouria.
La Resistencia Islámica de El Líbano ha realizado más de 2500 ataques contra posiciones militares israelíes desde el inicio de la guerra israelí en Gaza el 7 de octubre de 2023. Hezbolá ha advertido que continuarán estas operaciones hasta que cesen los ataques israelíes en la Franja de Gaza.
En un reciente discurso televisado, el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, ha afirmado que “ningún lugar” en los territorios ocupados estará a salvo si Israel pone en práctica sus planes de ofensiva contra la nación libanesa.
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