Por: Xavier Villar
El Parlamento libanés ha elegido al comandante en jefe del Ejército, Joseph Aoun, como nuevo presidente del país, poniendo fin a una vacante presidencial que se prolongaba desde hace más de dos años. La elección, celebrada en un contexto marcado por una grave crisis económica y profundas tensiones políticas internas, se considera un paso crucial para la estabilización de Líbano.
La designación de Aoun ha contado con el respaldo de varias potencias internacionales, entre ellas Arabia Saudí, Francia y Estados Unidos, que han mantenido estrechas relaciones con él en su cargo como comandante de las Fuerzas Armadas libanesas.
Según la legislación libanesa, para que un presidente sea elegido en la primera ronda de votación se requiere una mayoría de dos tercios, es decir, 86 votos de los 128 miembros del Parlamento. En caso de que no se logre este umbral, la segunda ronda se resuelve con una mayoría absoluta, es decir, 65 votos. En esta ocasión, Aoun obtuvo 99 votos en la segunda ronda, lo que le permitió ser proclamado presidente.
El proceso electoral que llevó a la elección de Joseph Aoun como nuevo presidente de Líbano estuvo marcado por la compleja dinámica política interna del país. En la primera ronda, los bloques de Hezbolá (Movimiento de Resistencia islámica de El Líbano) y el Movimiento Amal optaron por abstenerse de votar por Aoun, emitiendo votos en blanco, lo que reflejó las divisiones dentro del Parlamento libanés.
Sin embargo, en la segunda ronda, tras intensas negociaciones y un acuerdo en torno a temas clave, como la reconstrucción del gobierno, el control del Ministerio de Finanzas, la estrategia de defensa y el liderazgo del Ejército, ambas agrupaciones políticas cambiaron su postura y decidieron respaldar a Aoun. Este giro aseguró los 99 votos necesarios para su elección, garantizando su acceso al cargo presidencial.
La embajada de Irán en Beirut fue una de las primeras en felicitar a Aoun, destacando el “consenso total” alcanzado durante el proceso electoral y expresando su disposición para colaborar estrechamente con Líbano bajo su nueva presidencia. “Felicitamos a nuestros hermanos en Líbano por la elección del general Joseph Aoun como presidente, en un ambiente de consenso total”, señaló el mensaje oficial. Asimismo, la embajada subrayó la voluntad de Irán de fortalecer las relaciones bilaterales y colaborar en diversas áreas para asegurar los intereses comunes y promover la estabilidad y el bienestar tanto en Líbano como en la región.
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, también envió sus felicitaciones a Aoun, confiando en que esta elección, que resultó del consenso de la mayoría de los partidos libaneses, fortalecerá la estabilidad política del país y permitirá un crecimiento económico sostenido. Pezeshkian destacó que “fortalecer la unidad y la estabilidad en Líbano contribuirá a prevenir las ambiciones agresivas del ente sionista hacia los territorios libaneses”, reiterando la disposición de Irán para ampliar la cooperación bilateral entre ambos países durante el mandato del nuevo presidente.
El general Joseph Aoun nació en 1964 en la localidad de Aley, en el norte de Líbano. Desde joven, se inclinó por la carrera militar, realizando estudios especializados tanto en Líbano como en el extranjero, en instituciones educativas de renombre en Estados Unidos y Francia. Su ingreso al Ejército libanés se produjo en 1983, y a lo largo de los años, gracias a sus destacadas habilidades y liderazgo, fue ascendiendo rápidamente en las filas. En 2017, fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas libanesas.
A pesar de la estrecha relación entre el Ejército libanés y Estados Unidos, Aoun ha logrado mantener una postura profesional e imparcial frente a los asuntos internos del país. Durante su carrera, ha resistido las presiones internas y externas que le instaban a movilizar al Ejército contra la Resistencia. En todo momento, ha adoptado una postura equilibrada hacia Hezbolá, evitando alinearse en contra del grupo. Esta actitud de prudencia ha sido clave en su gestión.
En el contexto del reciente conflicto con Israel, Aoun se mostró firme en su rechazo a cualquier acción que pudiera debilitar la Resistencia libanesa. Subrayó la necesidad de una coordinación estrecha con Hezbolá, afirmando que esta alianza es fundamental para proteger la soberanía de Líbano frente a las amenazas externas
Durante su mandato como comandante en jefe del Ejército libanés, Joseph Aoun ha liderado una serie de operaciones clave para salvaguardar la seguridad del país, especialmente en las regiones fronterizas. Una de las acciones más relevantes fue la operación “Fajr al-Jurud” en agosto de 2017, cuando, en colaboración con las fuerzas de Hezbolá y el Ejército sirio, el Ejército libanés logró expulsar a los combatientes del grupo terrorista Daesh de las áreas fronterizas con Siria. Este operativo ha sido considerado uno de los mayores logros de las Fuerzas Armadas libanesas bajo su liderazgo, consolidando la imagen de Aoun como un líder comprometido con la defensa de la soberanía nacional.
No obstante, a pesar de su éxito en la lucha contra las amenazas extremistas, varios analistas coinciden en que Aoun probablemente continuará adoptando una postura moderada en su gestión, tanto en relación con las facciones internas del país como con los actores externos. Su enfoque equilibrado, que ha caracterizado su carrera militar, podría mantenerse también en su mandato presidencial.
Sin embargo, algunos de sus actos previos han generado inquietud en ciertos sectores del país. En particular, su reacción ante el caso de Ain el-Tiné, donde expresó su protesta contra las acciones divisorias del juez Tarek Bitar en la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut, y el incidente en el vecindario cristiano de Al-Khālà, donde un ataque a un vehículo vinculado supuestamente a Hezbolá generó tensión, han suscitado preocupación entre los partidarios de la Resistencia. Estos episodios reflejan las complejidades y desafíos que Aoun deberá gestionar como presidente en un país profundamente dividido.
Durante las protestas de 2019, que fueron impulsadas en parte por fuerzas bajo la dirección de la embajada de Estados Unidos en Beirut con el objetivo de derrocar al gobierno de Saad Hariri y al presidente Michel Aoun, Joseph Aoun emergió como una de las figuras respaldadas por los manifestantes. Este respaldo popular se sumó a su imagen de líder militar comprometido con la estabilidad nacional. Sin embargo, su figura también ha sido objeto de críticas y acusaciones. Una de las principales quejas ha sido la falta de seriedad del Ejército libanés en enfrentar la incursión de fuerzas israelíes en el sur de Líbano durante el alto el fuego de 60 días, lo que ha incrementado las dudas sobre su postura en temas clave de seguridad y defensa nacional.
Como resultado, muchos analistas consideran que, aunque Aoun ha sido una figura crucial en la defensa de Líbano, su presidencia no debe ser vista como un “cheque en blanco”. Algunas de sus decisiones pasadas, particularmente en relación con su postura hacia Hezbolá y su moderación en ciertos temas de política exterior, podrían generar tensiones con sectores del país, especialmente aquellos más cercanos a la Resistencia.
Varios expertos en política internacional, particularmente de Irán, consideran que la elección de Aoun está más vinculada a presiones externas, especialmente de Estados Unidos y Arabia Saudí, que a un reflejo de la voluntad política interna de Líbano. Según estos analistas, la presidencia de Aoun podría representar un desafío para Hezbolá, especialmente en el contexto de las demandas internacionales, como las de Estados Unidos, para implementar la Resolución 1701 de las Naciones Unidas. Esta resolución incluye la polémica disposición sobre el desarme de Hezbolá, una cuestión altamente sensible para el grupo y que podría poner a prueba las relaciones entre el nuevo presidente y uno de los actores más poderosos en la política libanesa, añadiendo una capa adicional de complejidad a su mandato.