Tras la 72ª reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), se reabre el tema de los refugiados sirios. En un país de 4 millones de habitantes como es El Líbano, al menos 1 millón y medio son desplazados de Siria. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha propuesto que sean nacionalizados en los países de refugio más cercanos. En Beirut, mantienen otro punto de vista.
Los refugiados viven desde hace años en una situación insostenible. Llegaron masivamente a partir de 2012 y en 2015 la regulación se estancó. Las personas refugiadas sirias, en su mayoría mujeres y niños, exigen más ayuda humanitaria mientras continúan endeudándose para sobrevivir.
En agosto, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) escoltó a más de 3000 sirios de vuelta a la región de Al-Qalamoun. Antes, ese mismo mes, otros 7000 fueron repatriados. El Ejército sirio informó recientemente que el 87 % del territorio tomado por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) había sido liberado.
El presidente libanés, Michel Aoun, estos días en París, capital de Francia, ha declarado a la prensa gala que la crisis de desplazados puede finalizar antes de 2018, que la estrategia en El Líbano ha sido la de proteger las fronteras de terroristas y que el futuro del presidente de Siria, Bashar al-Asad, debe ser acordado entre él y el pueblo sirio.
Isabel Pérez, Bekaa.
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