El convenio suscrito el lunes en Washington, capital estadounidense, por el secretario de Defensa del país norteamericano, Ashton Carter, y su homólogo singapurense Ng Eng Hen, dará luz verde al Pentágono por el envío del avión espía P-8 Poseidon a Singapur y llevar a cabo desde allí vuelos de vigilancia sobre el mar del Sur de China.
"El despliegue de la aeronave promoverá una mayor interoperabilidad con las fuerzas armadas regionales a través de la participación en ejercicios bilaterales y multilaterales, al tiempo que proporcionará un apoyo oportuno para HADR (un acrónimo de las operaciones de ayuda humanitaria y de desastres) regional y los esfuerzos de seguridad marítima", reza un comunicado del Departamento de Defensa estadounidense.
Ambas autoridades dieron la bienvenida al despliegue inaugural de la aeronave en Singapur del 7 al 14 de diciembre, mientras que iniciará oficialmente su misión en el país del sudeste asiático a partir de finales del mes en curso.
"El despliegue de la aeronave promoverá una mayor interoperabilidad con las fuerzas armadas regionales a través de la participación en ejercicios bilaterales y multilaterales, al tiempo que proporcionará un apoyo oportuno para HADR (un acrónimo de las operaciones de ayuda humanitaria y de desastres) regional y los esfuerzos de seguridad marítima", reza el comunicado publicado el lunes en el sitio web oficial del Departamento de Defensa estadounidense.
Un funcionario estadounidense de Defensa que hablaba en condición de anonimato dijo a la agencia británica de noticias Reuters que se espera que dichos despliegues se conviertan en una acción regular, y que ocurran cada tres meses.
EE.UU. había utilizado anteriormente sus aviones espía Poseidon para llevar a cabo vuelos de vigilancia en la región de Asia-Pacífico desde Japón, Filipinas y Malasia.
El nuevo despliegue del avión espía en Singapur responde a un plan de Washington para apuntalar su presencia en Asia. En esta misma línea, Estados Unidos ha desplegado en años recientes dos barcos de combate litoral en los Estados del sureste asiático.
Tales medidas sumadas al reciente envío del destructor estadounidense USS Lassen además de dos buques de guerra en el mar de China Meridional (región cuya soberanía es disputada por Pekín y varios otros países, entre ellos Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei), han enfurecido a China por considerarlas una amenaza contra su soberanía territorial y la paz regional.
Pekín ha acusado, además, a Washington, en numerosas ocasiones, de tratar de dominar ese mar y de militarizar la zona.
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