10 millones, 20 millones, 30 millones. El dinero no importa, siempre y cuando se trate de la agenda del lobby sionista. En Estados Unidos, cada elección presidencial representa una gran oportunidad para que los candidatos y políticos de turno incrementen sus riquezas. 2024, no es la excepción.
Cuando Kamala Harris o Donald Trump manifiestan que el régimen sionista es un “aliado” en realidad están afirmando que los propietarios de su campaña han determinado la semántica a seguir ante la opinión pública.
El dinero te está diciendo la verdad. Los Dueños son quienes son propietarios de Kamala. Sus donantes son sus dueños. El lobby sionista de AIPAC es el dueño de esta candidata. Por esto, ella hará exactamente lo que le ordenan. Palabra por palabra, es como si se tratara de un texto de memoria. Ella suena como si fuera un títere que repite lo que le dicen que diga.
Tan solo en el último mes previo a la campaña presidencial 2024 en Estados Unidos se conoce que el “lobby sionista” le entregó o donó a la campaña de Kamala Harris y al Partido Demócrata entre 6 y 8 millones de dólares. El objetivo de estos dineros -estilo corrupción- es “suavizar” el ingreso de la candidata presidencial a la Casa Blanca, así como promover la agenda sionista del genocidio y el terror.
El próximo 5 de noviembre los estadounidenses acuden a las urnas para escoger a su cuadragésimo séptimo presidente. Según encuestas, Harris tiene una ventaja marginal sobre Trump. No obstante, proyecciones aseguran que este margen podría ser distinto en el día de los comicios y en relación con el Colegio Electoral y los curules del mismo en los diversos estados del país.
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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