Según relatan cables desclasificados hechos públicos el viernes por medios locales, escritos y autorizados en su día por la propia Haspel, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) llevó a cabo interrogatorios a sospechosos de terrorismo con técnicas de tortura similares a las que se practicaron en la cárcel de Abu Ghraib en Irak.
Los cables fueron obtenidos por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad de Georgetown después de emitir una solicitud de publicación amparada por la ley de transparencia de Estados Unidos.
En estos documentos se precisa con detalles pormenorizados de las prácticas de tortura física ejecutadas bajo supervisión de la recién nombrada directora, incluido el ahogamiento simulado de un supuesto terrorista de Al-Qaeda, llamado Abdol Rahim al-Nashiri, cuando ella era jefa de una base de la citada agencia de inteligencia en Tailandia en 2002.
En la mayoría de los cables ofrecen una narración fría y concisa del tratamiento que se le dio al presunto miembro de Al-Qaeda, un ciudadano de Arabia Saudí acusado de planear el atentado con bomba en 2000 contra el destructor USS Cole de la Armada estadounidense frente a las costas de Yemen, quien admitió su participación en el complot durante las duras sesiones de interrogatorio, conforme recogen los textos desclasificados.
Estas revelaciones que señalan las prácticas de ahogamiento simulado por la CIA son consideradas como un crimen de guerra según el derecho estadounidense y el derecho internacional, que se remonta al procesamiento de soldados japoneses en este país por torturar a prisioneros de guerra de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Ya en diciembre de 2014, el Senado de Estados Unidos divulgó un informe referente a los brutales métodos de la CIA tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, autorizados por la Administración del expresidente George W. Bush y el exvicepresidente Dick Cheney, tal y como la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) solicitó al entonces presidente Barack Obama que iniciara una investigación al respecto.
En estos documentos se explicaba con todo lujo de detalles el tratamiento que se daba a los sospechosos encapuchados, desnudos, con grilletes y confinamiento solitario en los centros de detención habilitado para la ocasión, como la base militar de Guantánamo, en Cuba, o la citada cárcel de Abu Ghraib en las afueras de Bagdad, la capital iraquí.
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