El general de brigada Ahmad Vahidi, exministro iraní de Defensa (2009-2013), ha dicho que cuando Rusia rescindió un contrato firmado en 2007 para entregarle a Teherán varias baterías de S-300 —en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) contra Irán por su programa nuclear—, la República Islámica decidió fabricar una versión propia de estos sistemas.
“Les dijimos (a los rusos) que construiríamos el sistema por nuestra propia cuenta, a nivel local, y finalmente, gracias a Dios y a la diligencia de la juventud y la élite iraníes, desarrollamos una versión mejorada en menos de seis años”, ha subrayado este domingo Vahidi.
En abril de 2015 el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto para derogar la prohibición. El primer lote de los S-300 rusos llegó a Irán en abril de 2016 y el país euroasiático dio por finalizado el suministro completo en octubre del mismo año.
Les dijimos (a los rusos) que construiríamos el sistema (S-300) por nuestra propia cuenta, a nivel local, y finalmente, gracias a Dios y a la diligencia de la juventud y la élite iraníes, desarrollamos una versión mejorada en menos de seis años”, ha subrayado el general de brigada Ahmad Vahidi, exministro iraní de Defensa.
Vahidi, quien encabeza actualmente la Universidad de Defensa Nacional, ha destacado que la República Islámica es la primera potencia en la región del oeste de Asia y que “el discurso del país domina”.
No obstante, “este discurso no es hegemónico”, ha señalado el general Vahidi, asegurando que la República Islámica no trata de dominar a Irak y Siria, ni busca invadir a otros países. “Nuestro discurso busca salvar a la humanidad”, ha concluido.
Irán asegura que la doctrina de defensa de la República Islámica se basa completamente en la disuasión, por tanto, asegura que su poderío militar no representa amenaza alguna para los países de la región del oeste de Asia ni para los demás.
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