El estudio, publicado esta semana en la revista Cretaceous Research, confirmó que las ranas sobrevivieron a la extinción masiva ocurrida hace 66 millones de años tras el impacto del asteroide Chicxulub, hito que provocó la desaparición de los dinosaurios, y tienen parentesco con especies endémicas que actualmente ocupan el área como la rana gigante chilena.
El investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile y científico a cargo del estudio de estos fósiles, Felipe Suazo, detalló que estas ranas vivieron en un clima de mucha lluvia y temperaturas templadas en verano, con un ecosistema sostenido por el meandro de la desembocadura de un río en zonas cercanas a las Torres de Paine en el extremo sur, en Chile.
En estos ecosistemas “se apreciaban bosques de helechos, coníferas Nothofagus. Probablemente, existieron áreas de inundación, las que eran pobladas por diversos animales adaptados a ambientes dulceacuícolas, como ranas, tortugas y hasta cocodrilos”, explicó Suazo.
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