• El actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro (izda.), y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Publicada: sábado, 18 de junio de 2022 17:43

A pocos meses de las presidenciales en Brasil, son cada vez más los votantes del ultraderechista Jair Bolsonaro que se inclinan hacia su rival Lula da Silva.

Una encuesta, llevada a cabo del 5 al 7 de junio por la División de estudios de mercado y opinión de diarios digitales (PoderData), indica que al menos el 13 por ciento de electores que votaron por el presidente Jair Bolsonaro en 2018, apoyarían ahora al exmandatario de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.

 

Los resultados del sondeo, siendo un revés para el actual mandatario, indican que Lula tiene el 43 por ciento de las intenciones de voto, al igual que hace 15 días, mientras Bolsonaro se mantiene en un 35 por ciento, por lo que el dirigente izquierdista sigue puntero en las encuestas, según recogen este sábado los medios.

El sondeo muestra que el 74 por ciento de los votantes de Bolsonaro en la segunda vuelta de 2018 repetiría el voto en 2022. Esta cifra en la encuesta del 8 al 10 de mayo fue de un 61 por ciento.

Asimismo, otros precandidatos que recibirían votos contra Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT) serían Ciro Gómez, del Partido Laborista Democrático (PDT), Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) y José María Eymael, de Democracia Cristiana (DC), quienes obtendrían el 7 por ciento restante de los electores de Bolsonaro en los comicios pasados.

 

El expresidente Lula (2003-2011), a quien impidieron postularse en 2018 por una persecución política y manipulación de causas, ha vuelto a la carrera política y ha expresado que quiere volver a presidir el país para “reparar” Brasil y liberarlo de una “crisis de odio” surgida por culpa de Bolsonaro.

Lula lidera todas las encuestas desde hace meses, e incluso algunos sondeos, le dan ganador en primera vuelta en elecciones del 2 de octubre sin necesidad de balotaje.

Bolsonaro, sin embargo, está cada vez más impopular y odioso por la mala gestión de la pandemia de la COVID-19, vinculación en casos de corrupción, el aumento de pobreza, violencia y racismo y el regreso del país —el mayor productor de alimentos de la región— al Mapa Mundial del Hambre de las Naciones Unidas, del que había sido retirado hace ocho años.

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