Según informa el portal Al-Arabi Al-Jadeed, los israelíes están extremadamente preocupados por la disminución del valor de sus ahorros y capitales debido a la prolongación de la guerra que lleva a cabo Israel en Gaza y la posible extensión del conflicto en la región, por lo que toman medidas, bajo el lema “dinero blanco para un día negro”.
Una de las medidas de los sionistas es retirar sus fondos de la Palestina ocupada con el propósito de preservar el valor del dinero y encontrar refugio en el extranjero a través de depósitos para obtener la residencia o la ciudadanía.
En este sentido, la empresa Trading Economics, especialista en el campo de consultoría financiera, anunció que en 2023 alrededor de 5,6 mil millones de dólares abandonaron la Palestina ocupada, lo que significa siete veces las sumas que se transfirieron al extranjero en los seis meses anteriores al inicio de la guerra.
Anteriormente, también el diario económico israelí The Marker mencionó en una nota el temor de los sionistas a los ataques del eje de Resistencia en varios frentes y la inseguridad en la Palestina ocupada. “Estamos presenciando una combinación mortal de crisis de seguridad y crisis financiera en Israel”, escribió.
Recodando que los partidos de derecha cercanos a Netanyahu querían una parte del presupuesto de 2023 y 2024 de la entidad ocupante, el periódico adujo que si no se modifica el proyecto de presupuesto de 2025, “veremos la caída del mercado de bonos israelí y como resultado la situación económica se deteriorará y viviremos una grave crisis financiera”.
El crecimiento del producto interno bruto (PIB) en la Palestina ocupada ha llegado a una etapa decepcionante debido a la contracción de la economía y la reducción de la inversión.
Los medios sionistas anunciaron recientemente que, según los datos publicados por el centro de estadísticas del régimen de Tel Aviv, la economía israelí se ha reducido en comparación con el período de abril a junio, y las exportaciones también han disminuido drásticamente.
El producto interior bruto anual ha disminuido un 1,2 % en el período de abril a junio en comparación con los tres meses anteriores y un 1,4 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Esta cifra es mucho menor que las previsiones que predecían un crecimiento del PIB de entre el 2,3 y el 5 por ciento por persona.
Ronin Menahem, experto del banco Mizrahi del régimen sionista, ha afirmado que “la disminución del PIB muestra claramente los graves daños de la guerra a la economía israelí”.
Jonathan Katz, experto principal de la empresa Leader Capital Market y especialista en consultoría financiera del régimen, por su parte, ha declarado que el crecimiento del PIB en el segundo trimestre del año fue muy decepcionante debido a la reducción de la exportación de bienes y la disminución de la inversión.
Pronosticando un crecimiento económico del 2,3 %, Katz ha señalado que esta cifra es muy inferior a las previsiones y sus dos factores principales son la disminución del 26 % de la inversión en el sector de la construcción por la reducción de la mano de obra.
“El cierre de empresas en los sectores comercial y agrícola en el norte y el sur también ha afectado la tasa de crecimiento”, ha indicado.
Además de la guerra en la Franja de Gaza, los medios israelíes consideran que los enfrentamientos registrados con el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) en el norte de los territorios ocupados desde hace más de 10 meses es otro factor que reduce el crecimiento económico de este régimen.
El desplazamiento de decenas de miles de colonos israelíes de estas áreas ha paralizado por completo las actividades económicas de la zona.
Después de más de 10 meses desde el inicio de la guerra en la Franja de Gaza sin resultados ni logros, el régimen israelí se hunde cada día más en sus crisis internas y externas.
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