Según informó el domingo el portal de noticias Middle East Eye, la policía secreta del régimen de Israel ha arrestado a al menos veinte traficantes de armas israelíes en los últimos meses, lo que se revela como uno de los mayores escándalos de la industria de armas de este régimen en la historia.
Conforme al reporte, pese a que está prohibido que se publique este asunto en los territorios ocupados de Palestina, por lo que solo una pequeña parte se ha divulgado en los diarios, dejó suficientes detalles para que la audiencia confirme lo que ya se sabía; es decir, Israel ha desarrollado drones suicidas para venderlos a China.
Richard Silverstein, un bloguero de asuntos relacionados a Israel, fue uno de los primeros en revelar los detalles del acuerdo. El pasado 11 de febrero, afirmó que la venta ilegal de drones de ataque israelíes no es el primer escándalo, ni cae de sorpresa, ya que el ministerio de guerra no supervisa la exportación de armas fabricadas en los territorios ocupados.
“Ha habido numerosas ventas polémicas similares a China en el pasado, muchas de las cuales han enfurecido a Washington. Israel práctica un juego peligroso de cultivar el comercio con China mientras trata de mantener una relación cercana con Estados Unidos”, dijo Silverstein a Middle East Eye.
Antony Levinestein, director y periodista independiente que aborda asuntos relacionados con Israel, asegura que este “reciente escándalo es solo el último ejemplo de la corrupción en el sector militar-industrial de Israel”.
Según Levinestein, el régimen de Tel Aviv tiene una industria militar en gran parte desorganizada, que permite a la administración y sus empresas privadas vender armas de alta tecnología y equipos de vigilancia a algunos de los regímenes más autoritarios del mundo, desde Uganda hasta Filipinas.
En otra parte del informe, el portal señala que, pese a las débiles leyes organizativas sobre la industria de armas israelíes, esta vez, la policía secreta intentó iniciar una investigación sobre los detalles de lo que había sucedido y detuvo a los comerciantes involucrados.
Esto, sin embargo, demuestra que dicho tratado tendrá un costo diplomático grave a las relaciones entre Israel y Estados Unidos y, por supuesto, el régimen de Tel Aviv no podrá soportarlo, resalta el informe.
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