El pasado 4 de octubre el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud empezó una visita oficial, por primera vez en la historia de las relaciones bilaterales, al país euroasiático con el fin de reforzar las relaciones Riad-Moscú y salvar al Estado árabe de su situación inestable tanto a nivel nacional como a nivel regional e internacional.
Según una nota de prensa del Kremlin, publicada el pasado 3 de octubre, “se espera que (los dos líderes) intercambien opiniones sobre los problemas internacionales y presten especial atención a la situación en Oriente Medio y África del Norte centrándose en la solución de los conflictos que persisten en la región”.
De hecho, los encuentros del monarca han sido marcados por su énfasis en el tema de Irán y su gran influencia en la región de Oriente Medio. El rey Salman ha repetido sus infundios contra Irán, en especial en lo referente a la crisis yemení, y ha abogado por la compañía rusa en su postura antiiraní.
En su reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, celebrado el 5 de octubre, el rey Salman sostuvo que el logro de la seguridad y la estabilidad en el mundo “exige que Irán renuncie a inmiscuirse en los asuntos internos” y a causar “desestabilización” en Oriente Medio.
No obstante, la insistencia saudí no pudo provocar en las autoridades rusas un cambio en los principios de su política exterior y, según han calificado los analistas de asuntos de índole política, recibió su “indiferencia”.
Tales afirmaciones, han añadido, solo tuvieron una difusión mediática y la visita oficial del monarca saudí a Rusia se limitó a encuentros bilaterales y multilaterales y la rúbrica de varios memorandos de entendimiento en diferentes sectores.
Los planes saudíes para influir en los aliados de Irán, sobre todo Rusia, no son nada nuevo. El pasado mes de abril el entonces príncipe heredero adjunto saudí, Mohamad bin Salman, reconoció que Riad reclamaba una mayor atención de Moscú a otras partes en Oriente Medio ante el aumento de las inquebrantables relaciones Irán-Rusia.
Todo este esfuerzo tiene lugar mientras Riad y Moscú comparten posturas totalmente diferentes sobre las crisis en Oriente Medio, el destino del presidente sirio Bashar al-Asad en Siria, y la lucha contra el terrorismo encabezado por Siria, Irak, Rusia e Irán.
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