A través de un comunicado conjunto, emitido el miércoles, el Departamento estadounidense de Estado y representantes de Guaidó —al que Washington reconoce como “presidente interino” de Venezuela— informaron de los acuerdos alcanzados durante una reunión de trabajo con países afines celebrada el pasado 24 de noviembre.
En la nota, reafirman sus acciones, hasta ahora sin resultados, para derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien tildan de “capo de la droga” y “un peligro para la estabilidad de toda la región, no solo Venezuela”.
En marzo, EE.UU. ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por Maduro, pretextando vínculos con el narcotráfico, y realizó un despliegue militar en el Caribe, cerca de las fronteras venezolanas, bajo una supuesta lucha contra las drogas, una operación que Caracas consideró un intento de invasión.
Este texto del Departamento de Estado de EE.UU. es emitido mientras Venezuela está lista para celebrar el domingo las elecciones parlamentarias, a las que Guaidó, asegurando que se producirá un supuesto “fraude electoral”, ha llamado al abstencionismo y preferido no presentarse, por lo que es de suponer que pierda su escaño y la presidencia de la Asamblea Nacional (AN).
A cambio, Guaidó está promoviendo una consulta popular entre los detractores del Gobierno de Maduro con la que pretende lograr legitimidad internacional como autoproclamado “presidente encargado” después de un año en el que su liderazgo al frente de la oposición ha sido cuestionado.
Pese a los esfuerzos de EE.UU. para derrocar el Gobierno chavista —incursiones, sanciones, conatos de golpe de Estado—, Maduro sigue en el poder gracias al apoyo de la mayoría de los venezolanos y de países como Irán, Rusia y Cuba, además de contar con el reconocimiento de las Naciones Unidas.
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