“Trump (presidente de Estados Unidos), eres un miserable, el Gobierno de Donald Trump, en una acción extravagantemente extremista, vulgar, miserable, lanzó un conjunto de acusaciones espurias, falsas”, ha criticado este jueves el mandatario venezolano, en un mensaje dirigido desde el Palacio de Miraflores, en Caracas (la capital).
Con estas palabras, el jefe de Estado ha rechazado completamente la nueva arremetida de la Casa Blanca contra el país sudamericano que ofreció 15 millones de dólares por informaciones que permitan detener a Maduro y a otras autoridades por su supuesta vinculación con una trama de tráfico de drogas ilegales.
A juicio de Maduro, Trump actúa como un “cowboy”, “racista y supremacista” y que la acusación de EE.UU., es un “acto de locura”. “Nosotros tenemos nuestra moral intacta, Venezuela tiene el récord del combate contra el narcotráfico en los últimos 15 años desde que echamos a la DEA (Administración para el Control de Drogas de EE.UU.) de aquí”, ha concluido.
En otra parte de sus declaraciones, el líder chavista ha cuestionado las medidas tomadas por Trump, que maneja las relaciones internacionales como un “extorsionador”. En esta misma línea, Maduro ha enfatizado que EE.UU. y Colombia tienen “sociedad de drogas”, pero acusan a Venezuela, un país que ha combatido las mafias desde hace mucho tiempo.
Por otro lado, el mandatario venezolano ha hecho hincapié en el “racismo” de Washington, aclarando que, “son los racistas del siglo XIX, le ponen precio a la cabeza de unos revolucionarios dispuestos a combatirlos en todos los terrenos y a seguir venciéndolos”.
Por su parte, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, calificó que la acusación a Maduro es una forma nueva de “golpe de Estado” presentado por Washington en medio de esta crisis global provocada por la propagación del nuevo coronavirus, dominado COVID-19, que sigue dejando víctimas en todo el mundo mientras el presidente norteamericano busca ocultar su fracaso en la lucha contra esta pandemia.
Las acusaciones implican un aumento de la presión contra Maduro, cuya reelección en 2018 destruyó los planes de EE.UU. de derrocar al líder chavista, misión que tampoco alcanzó éxito con la imposición de duras sanciones a la nación suramericana, ni reconociendo al líder opositor Juan Guaidó como “el presidente interno” de Venezuela.
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