En una entrevista con la agencia francesa de noticias AFP, el jefe de la Asamblea Nacional (AN) venezolana—declarada en desacato en 2016 y controlada por la oposición— y quien el pasado 23 de enero se autoproclamó de manera inconstitucional “presidente interino” del país bolivariano, con el apoyo de Estados Unidos, aseguró el viernes que está dispuesto a “hacer todo” lo necesario para que el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, sea defenestrado.
“Nosotros haremos todo lo posible. Esto es un tema obviamente muy polémico, pero haciendo uso de nuestra soberanía, el ejercicio de nuestras competencias, haremos lo necesario”, respondió Guaidó a la pregunta de la AFP de que si haría uso de sus facultades para autorizar una intervención militar en Venezuela.
Guaidó agregó que ante todo se cercioraría de que todas las acciones dirigidas para materializar tal propósito tuvieran el menor coste social posible y a la vez generasen gobernabilidad y estabilidad para poder atender la supuesta emergencia nacional.
Nosotros (los opositores de la Asamblea Nacional) haremos todo lo posible. Esto es un tema obviamente muy polémico, pero haciendo uso de nuestra soberanía, el ejercicio de nuestras competencias, haremos lo necesario”, responde el líder opositor venezolano Juan Guaidó a la pregunta de que si autorizaría eventualmente una intervención militar para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.
Los opositores venezolanos no han escatimado esfuerzos a la hora de desacreditar las gestiones de Maduro para lo que han contado con el pleno apoyo de EE.UU., cuyo Gobierno no ha cesado de imponer sanciones a diferentes sectores económicos del país caribeño a fin de debilitar su economía y dirigir el descontento social hacia el Palacio de Miraflores.
Por su parte, Caracas ha denunciado en reiteradas ocasiones que la postura de Washington lleva “oculto” el “deseo de apoderarse de los ricos recursos naturales de Venezuela”. En este sentido, los dirigentes del venezolanos sostienen que la Casa Blanca planea crear un nuevo escenario de inestabilidad en Latinoamérica, tal y como propició en su día en Libia, Irak y Siria, con la meta de conseguir sus propios réditos financieros.
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