La Oficina de Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) anunció el martes que siguen surgiendo informes sobre la alarmante magnitud de la violencia en la región costera de Siria desde el 6 de marzo.
En este sentido, informó que ha documentado el asesinato de 111 civiles, pero agregó que el proceso de verificación está en curso y se cree que el número real de personas asesinadas es significativamente mayor.
También, afirmó que muchos de los casos documentados fueron ejecuciones sumarias, que al parecer se llevaron a cabo sobre una base sectaria en las provincias de Tartus, Latakia y Hama.
De igual manera, destacó que, en varios casos sumamente inquietantes, familias enteras, incluidas mujeres, niños y personas que se encontraban fuera de combate, fueron asesinadas, y las ciudades y aldeas predominantemente alauitas fueron el blanco de los ataques.
Según muchos testimonios recogidos por ACNUDH, los perpetradores allanaron las casas y preguntaron a los residentes si eran alauitas o sunitas antes de proceder a matarlos o perdonarlos.
También, algunos supervivientes han contado que muchos hombres fueron asesinados a tiros delante de sus familias.
En la misma jornada, el llamado Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDU) informó la muerte de 1225 civiles por la parte de fuerzas afiliadas a Hayat Tahrir al-Sham (HTS) en oeste de Siria.
El OSDH catalogó los hechos como la mayor ola de violencia registrada en Siria desde el derrocamiento del gobierno del presidente Bashar al-Asad, el pasado diciembre, justamente por grupos comandados por Abu Mohamad al-Golani, líder de HTS y actual presidente del gobierno de transición sirio.
El jueves, violentos enfrentamientos se produjeron en la ciudad costera siria de Yableh entre las fuerzas de resistencia y tropas afiliadas a HTS y luego se extendieron a otras localidades en las provincias de Tartus y Latakia, en el oeste del país levantino.
Estos choques coincidieron con manifestaciones en diferentes puntos que critican los operativos de la autoridad en algunas localidades habitadas por la minoría musulmana alauita.
Después de estos incidentes, se desató una ola de ataques incluso contra civiles pertenecientes a la secta minoritaria alauita.
Los grupos de derechos humanos han urgido a un compromiso real con la justicia transicional y un gobierno inclusivo para que Siria no se suma en el caos.
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