Las sedes coordinadoras interinstitucionales de Rusia y Siria han enviado este sábado un comunicado conjunto, donde han denunciado que Washington usa el nuevo coronavirus, denominado COVID-19, como un pretexto para enviar ayudas al campamento de Rukban, en el sur de Siria, que en realidad son ayudas para los extremistas.
“El lado estadounidense busca aprovecharse cínicamente de la situación relacionada con la propagación del coronavirus y está presionando a los líderes de la ONU (la Organización de las Naciones Unidas) para que traigan ‘ayuda humanitaria’ al campo de refugiados de Rukban (…) con la intención de alimentar a los militantes controlados”, se lee en el texto.
La nota también reza que la desastrosa situación en el campo es el resultado de la ocupación ilegal por parte de las fuerzas estadounidenses, y señala que los refugiados deben ser devueltos a sus hogares en el territorio bajo el control del Gobierno sirio.
Tanto Siria como Rusia han advertido reiteradas veces que la situación en el campo de Rukban se acerca a una catástrofe humanitaria.
La situación de Rukban es tan crítica que el Ejército ruso lo tildó de ser un “campo de muerte”, ya que las familias residentes en ese lugar muestran signos claros de fatiga, agotamiento y mala salud debido a las terribles condiciones que soportaban en este lugar.
El viernes, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajarova, responsabilizó a EE.UU. de brote del COVID-19 en Siria. “La propagación del nuevo coronavirus en Siria puede tener serias consecuencias, dada la presencia de los campamentos superpoblados de desplazados en zonas que no están bajo el control del Gobierno sirio”, declaró.
Los informes indican que se registraron cinco casos del nuevo coronavirus en Siria, y las autoridades de salud de este país árabe confirmaron que todos los casos provenían del extranjero.
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