“Tenemos razones para creer que la decisión de derribar nuestro avión se debió al deseo de garantizar la seguridad de las rutas de suministro de petróleo hacia Turquía”, ha asegurado este lunes el líder ruso en una rueda de prensa durante la Cumbre del Clima que se celebra en París, capital francesa.
Tenemos razones para creer que la decisión e derribar nuestro avión se debió al deseo de garantizar la seguridad de las rutas de suministro de petróleo hacia Turquía”, ha dicho el presidente ruso, Vladimir Putin.
El mandatario ruso ha subrayado que Moscú dispone de “pruebas adicionales” que evidencian que “Turquía recibe cantidades industriales de crudo desde los yacimientos controlados por el EIIL y otras organizaciones terroristas” en Siria.
El pasado 24 de noviembre, un avión ruso tipo Sujoi Su-24 fue derribado cerca de la frontera sirio-turca, tras ser impactado por dos cazas turcos F-16. Ankara argumenta que el aparato ruso violó su espacio aéreo, mientras Moscú desmiente esta versión insistiendo en que su nave no entró en territorio turco “ni un solo segundo” y que sobrevoló todo el tiempo el territorio de Siria.
Putin también ha rechazado las afirmaciones de las autoridades turcas, según las cuales, el caza ruso habría bombardeado las posiciones de los turcomanos y su derribo fue para proteger a esta minoría siria. “La defensa de los turcomanos es sólo una excusa”, ha refutado.
Mientras el jefe del Estado ruso ha renovado sus acusaciones contra Ankara, su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido este mismo lunes en París que renunciara a la Presidencia si se prueba la acusación de Putin.
“Si hay documentos, deberían mostrarlos, que los veamos. Si se demuestra, yo no me quedaré en el cargo. Y le digo al señor Putin: ¿Se quedará usted en su cargo?”, ha cuestionado Erdogan.
El siniestro del Sujoi ruso provocó una escalada de tirantez en las relaciones de Ankara con Moscú. Putin tildó a Turquía de “cómplice del terrorismo”, ya que el aparato ruso fue apuntado mientras participaba en una operación aérea contra objetivos de los grupos terroristas en el noroeste sirio.
El incidente le ha costado muy caro a Turquía; Moscú ha cortado todos sus lazos militares con Ankara y ha adoptado represalias económicas, como la prohibición de vuelos chárter entre ambos países y que personas jurídicas rusas contraten a nacionales de Turquía a partir del 1 de enero de 2016, además de restringir las actividades de organizaciones bajo jurisdicción turca en Rusia y la importación de ciertos artículos turcos.
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