Por medio de un comunicado emitido el lunes, la Inteligencia rusa alertó que Londres está preocupado de que las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos condujeran al fracaso de la estrategia británica para disuadir a Moscú.
Al respecto precisó que los funcionarios británicos ven el avance del diálogo entre Rusia y Estados Unidos para resolver el conflicto ucraniano como una amenaza a sus intereses. “Londres actúa hoy como un importante motor de conflictos globales, tal como lo hizo en vísperas de las dos Guerras Mundiales del siglo pasado”, aseveró.
La agencia estatal de noticias RIA Novosti declaró al respecto que los políticos británicos admiten en círculos privados que la intención de Londres de enviar armas a Kiev es inviable sin el apoyo estadounidense.
Agregó que las autoridades del país europeo consideran que socavar los esfuerzos de la nueva Administración estadounidense para poner fin a la crisis ucraniana es una prioridad, por lo que los medios de comunicación y las ONG británicos se han encargado de retratar a Trump como una persona vulnerable ante las medidas del Kremlin.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició a mediados de febrero conversaciones unilaterales con Rusia sobre la paz en Ucrania, con presiones a Kiev para llevarlo a la mesa de negociaciones.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha enfatizado que sólo aceptaría una paz que convenga a los intereses de seguridad de su país.
La diplomacia directa de Trump con Putin se inició antes de su enfrentamiento con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la Casa Blanca y la suspensión de la ayuda estadounidense.
Rusia ha recibido con agrado la orden de Trump de pausar la ayuda militar a Ucrania. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, la ha descrito como “la mejor contribución a la paz”.
Ante esta situación, los Gobiernos del Reino Unido y Francia afirmaron estar preparados para desplegar tropas en Ucrania para ayudar a preservar cualquier tregua. Sin embargo, desde Rusia advierten que el establecimiento de unas denominadas fuerzas de paz en territorio ucraniano constituye una incitación a continuar la guerra.
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