Permitir que el ejército ucraniano utilice armas de largo alcance suministradas por Occidente para atacar en el interior de Rusia sería considerado como uno de estos pasos, declaró Lavrov el martes a la agencia RIA Novosti.
El diplomático ruso señaló que, frente a cualquier acto de agresión por parte de la OTAN o de sus estados miembros contra Rusia, se aplicarán medidas de represalia adecuadas, conforme al derecho de autodefensa del país establecido en la Carta de la ONU. Además, subrayó que Moscú recurrirá a todos los recursos necesarios para garantizar su seguridad.
“Nadie podrá mantenerse al margen, ni más allá del Atlántico ni del Canal de la Mancha”, advirtió el ministro.
Las fuerzas de Kiev no serían capaces de operar tales armas de forma independiente y necesitarían la presencia de especialistas de la OTAN, así como datos de inteligencia obtenidos a través de los sistemas satelitales del bloque, afirmó Lavrov.
“Si se utilizan esas armas, eso significaría que no solo Ucrania, sino también las naciones de la OTAN, estarían abiertamente en guerra con Rusia”, subrayó el diplomático.
Kiev ha estado presionando durante meses a Estados Unidos y sus aliados para que levanten la prohibición de realizar ataques en el interior de Rusia con armas de largo alcance suministradas por Occidente. Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, incluyó esta solicitud en su llamado “plan de victoria”, pero fue recibido con cautela por muchos líderes occidentales.
El New York Times informó a finales de octubre que Zelenski había pedido en secreto a Washington misiles Tomahawk para realizar ataques profundos en Rusia. Con un alcance de hasta 2,400 km, los Tomahawk tienen un alcance superior al de cualquier otra arma de fabricación occidental previamente suministrada a Kiev.
El Kremlin respondió a la noticia afirmando que Kiev solo busca arrastrar a sus apoyos occidentales “a la guerra lo más rápido posible”.
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