El Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, por sus siglas en ruso), mediante un comunicado emitido este lunes, ha informado que “ha entrado en vigor el decreto […] respecto al ciudadano de Ucrania A.V. Marchenko por espionaje; por la decisión del tribunal, Márchenko fue condenado a 10 años de prisión”.
La nota precisa que, en mayo de 2018, el miembro del personal del Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania, Piotr Jomenko, asignó a Márchenko, la misión de adquirir klistrones en Rusia, piezas de repuesto para los sistemas de misiles antiaéreos S-300.
El monte, asignado por el Servicio de Inteligencia Exteriores de Ucrania por esta acción de inteligencia, fue incautado por la tesorería rusa, se trata de 163 000 de dólares, se reza en el texto.
El detenido se planeaba trasladar las piezas a la compañía estatal ucraniana Ukroboronexpor, como una empresa intermediaria en Macedonia del Norte.
Márchenko fue arrestado en abril de 2019 en la región de Kubán en el territorio ruso. Los investigadores pudieron encontrar pruebas convincentes de su complicidad en la actividad de los servicios de inteligencia ucranianos destinada a infligir daños a la seguridad de Rusia, lo que sirvió de base para la sentencia del tribunal.
El número de espías ucranianos o rusos detenidos por los servicios de seguridad ruso ha aumentado considerablemente en los últimos meses, lo que muestra, según varios expertos, que la discrepancia entre Moscú y Kiev sigue siendo muy elevada después de la anexión de Crimea a Rusia.
La tensión ruso-ucraniana se desató hace siete años, cuando Crimea decidió adherirse en 2014 a la Federación Rusia tras una consulta popular. Kiev y sus aliados occidentales no reconocieron dicha anexión e impusieron una serie de sanciones a Moscú, lo que ha derivado en el incremento constante de tiranteces en la zona.
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